Entrada al lugar…

Una gran limusina paró delante de la puerta principal de la academia, un hombre elegante y de buen vestir salió de la “cabina” del conductor, se dirigió hacia la parte final del vehículo, en donde se paró delante de la puerta negra de esta, agarró el pomo con elegancia y la abrió, a la vez que colocaba su mano libre sobre su estomago inclinándose hacia delante, formando así una reverencia.
De aquel lugar salió un joven de corta estatura, vestía mucho mejor que el hombre de negro que le estaba aguantando la puerta, vestía de un elegante esmoquin, conjunto a un sombrero negro de copa, mientras que era “acompañado” de su bastón, cual lo sostenía en su mano derecha.

Miró a su alrededor y no tardó en avanzar, dejando que su supuesto mayordomo recogiera sus maletas, aun que… Al parecer no hizo falta, otros hombres del lugar llegaron a cogerle las maletas y llevarlo a su supuesto aposento, curioso… Alzó una ceja al observarles.
Más tarde volvió a caminar con elegancia hasta encontrarse con la supuesta sala de estar.
Sin más, sus ojos vagaron por los alrededores, un lugar normal… Resopló y sin más llegó a sentarse en una de esas sillas que había.

Se cruzó de piernas mientras que seguía mirando su alrededor en espera de que alguien fuese, sin embargo, su mayordomo seguí allí con él.
Pero no tardó en hacer un gesto de muñeca para que este se retirara, y así hizo… Se retiró dejándole allí, aburrido, colocó su codo encima del respalda brazos, para después apoyar su cabeza en la palma de la mano, entrecerrando su mirar al mismo tiempo que dejaba escapar un pequeño bostezo.

Malditos¡¡ siempre era el que debia hacer todo dentro de su internado ¿es que nadie podia hacer las cosas bien?...no estaba claro que para Rossiel, nunca nadie hacia bien las cosas...bajo de su auto algo molesto por todo el tiempo que habia tenido que pasar con estupidos de la alta sociedad, tomando una copa de vino para no ser desagradable, claro, no aguanto mucho, pronto se despidio de ellos o terminaria matandoles.
Saco las llaves del auto, bajando con elegancia mientras sostenia unos papeles en su mano derecha, mesiendolos con el ritmo de sus pisadas a la entrada del internado. Miro al interior...Oh¡¡ un chico nuevo, mas para su entretencion, camino hasta el meson donde yacia el recepcionista brindandole con una reverencia a su regreso ¡¡estupidos!!...el no necesitaba de alagos sin sentido. Tiro los papeles sobre el meson ordenandole que los llevara a uno de sus maestros "enseguida"...ignorando todo lo que le rodeara le dio la espalda al recepcionista y se encamino hasta las escaleras, tomando del barandal mientras subia con pasos lentos...hoy queria descanzar, era ilógico que unos estupidos humanos le fatigaran de esa forma, pero claro, como no, si no paraban de hablar de politica y mas cosas sin sentido. ilusos

Aburrido... Dejó por unos momentos sus parpados cerrados, como si estuviese descansando, sin embargo abrió el ojo derecho al escuchar unos pasos.
Observó con su tipico ceño fruncido aquel hombre, por lo que se podía ver era... El director de aquella escuela.
Resopló y volvió a cerrar el parpado, claro esta que poco le importaba ese tipo... Pero... Al ser el director puede que le de ya las supuestas llaves de su cuarto, ¿por qué no? Mejor ir a decirle de una vez, no preguntarle si no exigirle.

Así que con cierta pereza se levantó de aquella silla y se encaminó en donde el supuesto hombre había pasado con tanta prisa.
¿Para que correr detrás de ese? Total, con prisas uno no soluciona nada.
Así que fue a su paso, con pasos elegantes y bien severos.
Empezó a subir las escaleras, alzando un tanto su mirar y encontrandose con aquel hombre.

Bien, ahora solo era decirle que le entrege las llaves, si él las tenía, claro, aun así, es mejor decirle directamente al director ya que si equivocaba seguramente este mismo le diria donde recogerlas.
Se adelantó al otro y se colocó unos escalones más arriba para poder contemplarle mejor.
Extendió su mano libre, ya que la otra sostenía su bastón, abriendo la palma de la mano en espera de su entrega. -Las llaves del cuarto...- Mencionó, es más, se podría decir que fue una orden lo que dijo.

Arqueó una ceja al escuchar aquellas palabras, más bien se sorprendió la reacción que tuvo este, para ser el director tenía malos modales…. Y eso que solo le pidió las llaves…
Al cabo de los segundos de aquella orden daba por el otro frunció ligeramente el ceño, ¿de qué iba tratándole de esa manera?
Chasqueó la lengua al mismo tiempo que se cruzaba de brazos. –Mmh… Para ser un director eres muy mal educado…- Afirmó resoplando deslizando su mirada hacia otro lado.

Se encogió de hombros y volvió a llevar sus pupilas hacía el mayor, sin embargo, le daba rabia el echo de que el otro le mirase desde arriba, aquello hizo que apretara los dientes.
Realmente le estaba enfadando, pero tenía que “comportarse” así que no dirá lo que realmente quería decir, así que se aguardó las cosas.
Pero… Le era inevitable… al ver y escuchar antiguamente esas palabras… Cerró los parpados con algo de fuerza pero en intento de tranquilizarse.

Sin embargo… No se apartó de donde estaba, ni lo haría… No se movería de donde se encontraba, oh, ni tampoco obedecería la orden antigua del otro así que volvió a resoplar negando con el rostro. –Yo tampoco soy tú sirviente, así que…- Masculló mirándole por una vez más, dibujando una pequeña sonrisa burlona en sus labios.

¿Sacarle de sus casillas, no lo estaba ya? Alzó una ceja al escucharle, para después dibujar una pequeña sonrisa en sus labios un tanto sarcástica, sin embargo desapareció tal y como vino, una vez que el otro llegó a agarrarle del brazo, se quejó ante el dolor causado, pero no dejaba de ser que… ¡Le había tocado!
Apretó los dientes y le miró rápidamente, ¿cómo osaba hacer eso? Chasqueó la lengua y dirigió esta vez su mirar hacia el dolor, pero tampoco irá a demostrar esa debilidad cosa que miró como el otro subía las escaleras.

Se le quedó mirando mientras que poco a poco iba frunciendo cada vez más el ceño, le había tocado… Arrugó la nariz y decidió subir de igual manera, no dijo nada, tan solo se le quedaba mirando con el entrecejo ya fruncido al mismo tiempo que le seguía, esto no quedaría allí, no le gustaba que le tocaran y por ser el director no será una excepción… ¿Cierto?