En Busca de Libertad

Eran pocas las clases que toma y sin embargo estaba preso en aquella imponente estructura, por que por mas Grande que aquel internado fuera, aun seguía prisionero entre aquellas toneladas de hierro y cemento. Camino rumbo a la biblioteca… o por lo menos donde recordaba que le habían indicado en el pequeño recorrido de reconocimiento que le habían dado cuando recién había llegado.

Después da dar unas cuantas vueltas por el mismo amplio lugar y sentirse estúpido por ello, logro localizar por fin la biblioteca, tal como esperaba era bastante amplia. Como era su costumbre, dio dos golpecitos en la puerta, sin embargo nadie contesto.

- Con permiso – dijo alzando un poco la voz, buscando al responsable, sin embargo nadie contesto. El interior era bastante extenso, quizás estaba acomodando algunos libros al fondo, ya se lo toparía en su reccorido.

Adoraba la lectura, sobre todo la mítica, si bien le tenían preso físicamente su mente aun era libre. Por eso se pasaba horas absorto en libros, era su manera de escapar, su imaginación y sus pensamientos era lo único que no podían controlar.

Observaba detenidamente los altos estándares repletos de ejemplares de diferentes tamaños cada uno, eran tantos y aquello le emociono. Siguió recorriendo cada pasillo ahora sumergido en su propio mundo

Estaba tan absorbo admirando la variedad de títulos de aquella biblioteca, que al escuchar aquella voz, no pudo evitar dar un respingo por el asombro. Se llevo una mano al pecho y no puedo evitar soltar un suspiro de alivio, le había asustado, su corazón se había agitado por aquella sorpresa. Le observo detenidamente durante unos segundos antes de responderle.

- Buenas días – volvió a posar su vista sobre la enorme cantidad de textos que estaba revisando momento antas en busca de algún título interesante – es usted el encargado??? Me gustaría saber si puedo sacar algunos libros y cuantos tomos pueden ser.

Por lo menos tres títulos le habían llamado la atención, pero la pasión que tenia hacia la literatura no la compartía con leer en la biblioteca. Aunque aquellas cuatro paredes no pudieran detener su mente, prefería leer al aire libre.

Su cerebro, que se había paralizado al recibir la información, ahora trataba de procesarla lo más rápido posible. No puedo evitar sonrojarse por lo torpe que seguramente se vio.

- Haaa… - fue lo primero que logro articular, dandose una bofetada mental – discúlpeme Subdirector, la verdad es que no le conocía – desviaba la mirada al suelo, se sentía bastante tonto en ese momento – gracias por la información, con permiso – se giro para ir a tomar los títulos que le habían causado curiosidad, dio unos pocos pasos cuando se percato de su descortesía, giro sobre sus talones y regresar sobre sus paso – soy Hazel Mentieth, mucho gusto, como usted dijo voy en primer curso – hizo una pequeña reverencia.

Una vez se enderezo, retomo el camino que había regresado en busca de los libros que le ayudarían a escapar por algunas horas de aquel lugar.