La flor carmín [libre]

por **Ulquiorra** Sáb Abr 18, 2009 1:59 pm

*Solo una sección de rosas que merecían su aprobación. Acariciadas por las llemas de sus dedos continuaba en un sendero pecaminoso hacia todo lo que internaban esos petalos pero que más decir la flor en cuestion no era una rosa sino una flor manchada por su propia sangre y era una delicia había flores que cortaban y rajaban la piel de los hombres pero estas no eran capaz de rajarle del todo solo de causarle unas heridas pobres y la pobreza apestaba aun así acudía a esas flores para que cortaran su piel y el rojo carmín quedara expuesto en esa desconocida de "grandes" motivaciones*

Si sacas el joker te cortara las venas
pero si de un corazón se trata ¿quien sabe?
hasta el diablo de hablar se jacta.

*pobre inventor de zorras palabras y rimas tan patéticas que no se esmeraba ni en cambiarlas para que si a el le gustaban y para que si no le importaba lo que dijeran todos*

por **Sakuma-san** Vie Mayo 01, 2009 8:15 pm

Hacía buen día y teniendo nada más que llevar a efecto puesto que fin de semana era, podía deambular a gusto por el lugar. Pero al estar a diario encerrado en los pasillos del internado, parecía recluso más que un docente o libre pensador. Sonrió llevando solamente una bata oscura, cuya suave tela rozaba la pálida y cremosa piel del hombre. Observó las flores que novedosas se presentaban fuera del recinto en cuestión.

Giró y en un leve movimiento de brazos la prenda se deslizó de su dueño, dejándolo desprovisto de vestimenta para entrar al baño y colarse bajo la regadera. Así en silencio el agua recorrió estrepitosamente la piel de porcelana. Silencio interrumpido sólo por la melódica voz de un hombre en solitario.

Después de unos minutos, se le vio salir de aquella blanca habitación, envuelto en una espesa toalla celeste. La dejó caer y desnudo caminó por el cuarto en busca de ropa interior, luego de la que llevaría encima. Algo cómodo, lino que caía gustosamente por sus piernas y brazos, refrescante para un día de calor.

El cabello sacudió entonces y una sonrisa adornó su faz, saldría a caminar.

Encontrábase deambulando mientras tarareaba una melodía desconocida mientras observaba la vegetación, cuando sus ojos vislumbraron una silueta desconocida, cercana a las rosas un hombre se encontraba. De aspecto extraño, serio y envuelto en una estela de silencio al igual que de misterio.

Quedo observó aquel hombre en su labor.

por **Ulquiorra** Vie Mayo 01, 2009 8:25 pm

*no merecia la pena explayarse mas en estos momentos, no habia siquiera el motivo que le encadenase si bien incluso la mancha carmin que agonizaba en la flor ya le parecia lo bastante aburrida para levantar la cabeza y proferir un silencioso suspiro. Todo parecia tan quebrado que ni inspiracion encontraba a pesar de ser un escritor fracasado ya ni el motivo de carmin, ni las gotas metalicas que desdeñaba su mano era lo suficientemente atractivas

sintio una presencia, cual seria su sorpresa que el olor de aquel le resultaba interesante ¿lobo? asi parecia un lobo que solo se guiaba por mero instinto, por mero olor, se levanto y sus flobos oculares se dirigieron hacia los ojos del hombre hasta que sus labios, orgullosos se partieron para escuchar la voz del de lágrimas perennes*

Hola sakuma

*de sus palabras ahora habia dejado claro que conocia de buena mano todos los nombres del profesorado. que seria el si no lo conociera bueno ahora mismo le importaba tan poco como el dia que hacia pero la mirada y el hecho de que siguiera con su mirada, le atrajo e incluso podria exponer un cierto deleite al observar su figura pero como siempre sin expresion. escondiendola bajo la carcel de la inmovilidad y la impasibilidad*

por **Sakuma-san** Vie Mayo 01, 2009 8:56 pm

Le miraba cuidadosamente, parecía agradarle la vegetación, un poco más cerca y notó el leve goteo de una de sus manos, el carmín se desbordaba suculento sobre las plantas. Le pareció extraño mas no explayó sus comentarios – Buenos días… - no conocía el nombre del varón en frente.

Le observó sereno como si contemplara el rostro ajeno, parecía un hombre severo, entristecido por el paso de los años, los que quedaban registrados en la huella que llevaban ese par de lágrimas perennes en su dermis.

Desvió entonces la atención hacia las flores y se inclinó con el fin de no parecer molesto, no sería de agrado que le miraran tan fijo sin una razón aparente, más bien, con la razón de aquellas dos huellas que surcaban su rostro – que todo se pasa en flores… - deslizó sus dedos por los pétalos manchados de sangre – mis amores… - sonrió acariciando la mezcla rojiza en la yema de sus dedos mirándola maravillado, aquel carmín parecía delicioso – todo se pasa en flores… - claramente hacía alusión a que todo efímero le parecía, al igual que la vida y hermosura de las flores, no todo es estático, todo llega a su fin algún día inesperado.

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