Cotidianeidad...

Aquel lugar era hermoso ante los ojos de aquel muchacho, la oscuridad que lo envolvía, la antigüedad que atestiguaba, para aquel joven era como una expedición de conocimiento y regocijo, expectante ante lo que encontraría allí seguía los pasos de quien lo guiaba con confiado deambular. Había sido invitado amablemente por el director, sin saber el porque de ello, pero esa oferta de la cual se sentía complacido, así que solo le quedaba esperar.

A penas capto la presencia del profesor que se acercaba, el joven de plateados cabellos estaba demasiado ocupado tratando de registrar en su memoria los detalles que sus orbes celestes captaban, aprovecharía aquello, era un material demasiado preciado, sí… para aquel joven cantante aquel lugar había sido un acierto, después de todo su mente ya trabajaba en lo que sería el primer PV del regreso de “Stigma”…

Sería perfecto poder ocupar este lugar para filmar…- pensaba con la imagen ya en su mente,- me pregunto si lo permitiría – se cuestionaba en tanto enfocaba su mirada en el director, viendo la particular sonrisa que este le dedicaba, y lo cierto fue que no le presto particular interés en el posible significado de esta.

Estaba siendo particularmente ingenuo, o quizás solo se trataba de la afinación que le provocaba aquel lugar.

No podía decir cuan feliz era al sentir que la incomodidad provocada por las hormigas desapareciera, impresionándose por los detalles que podía ver gracias a la luz que había provocado las llamas.

Un llamativo color rojizo se adueño de sus pálidas mejillas cuando sintió que aquellos dientes tomaban posesión por parte de su piel, suspiró profundamente al sentir que su nívea cubierta era lamida de esa manera, se estaba excitando… demasiado por aquella manera en que su ropa interior era quitada… exaltado por la enfermiza pasión que lo estaba invadiendo, junto a los vestigios del dolor que aún perduraban. Nunca se había dejado dominar, mucho menos de tal modo, pero no podía pensar con claridad, solo los hechos más fundamentales de su persona estaban actuando junto con sus instintos mientras estaba completamente desnudo ante esos dos hombres.

Sus rodillas habían comenzado a temblarle ligeramente, pero al ser soltado tan de improviso lo hace quedar en una posición tan explicita, dejándole en claro que aquellas enredaderas eran los hilos de un titiritero, que su cuerpo quisiera o no seguiría ordenes, aunque en realidad estaba dispuesto a seguir por muy estúpido que fuera ese hecho, pero había un par de cosas en las que jamás cedería y notaba en la mirada que les dirigía el director, que este ya entendía cuales eran.

Dirigió su mirada brillante hacia aquel profesor, chocando directamente con la suya, como si digiera “entiendo”, pero con un insolente murmullo entre medio, sintiendo los nuevos y pequeños cortes que las espinas le realizaban a su cuerpo. Rozó con sus dientes aquella tela presionaba aquella parte del cuerpo del otro, antes de que, con cierta dificultad por el reducido movimiento que podían realiza sus mano, sacara aquel endurecido miembro.

Dirigió una intensa mirada a ambos adultos antes de proseguir. Paso sus labios primero sobre la punta sin abrirlo, para luego lamerla con tortuosa lentitud, envolviéndola con su lengua, chapándola como un animal hambriento, succionando cada vez con más fuerza, y cada vez que lo hacía procuraba que entrara un poco más profundo en su boca .

La música desapareció de su mente, ya hacía bastante que el otro había dejado de introducirla en el muchacho, pero era mejor seguir hechizado por si mismo que afrontar aquella realidad, aquella que le mostraba que toda su palabrería… todas aquellas fantasías con las cuales impresionaba en el escenario a las personas era verdad, como si aquello que ocupo de parafernalia se hubiera rebelado ante él, y sin desear hacer una apuesta por la verdad que se mostraba ante sus ojos, se hubiera dejado llevar simplemente.

Pero no pudo seguir en ese transe, aquel mensaje directo a su mente lo remeció, dándole dos opciones cual más incierta que la anterior, así fue como se levanto cuando la distracción estuvo puesta en marcha, moviéndose con un poco de dificultad en un inicio, pero sus músculos aunque parecieran escasos estaban acostumbrados a la tortura que significaban los ensayos de baile, lo cual le procuraba un excelente estado físico.

No miro a tras, por que él no estaba huyendo, si algún día enfrentaba a la muerte lo haría de frente, ahora solo se retiraba para poder entender, no sabia de que trataba todo, pero en el momento que estuvo a una distancia un tanto considerable por la carrera que había dado.. su cuerpo y mente se despejaban, preguntándose de donde había salido esa actitud sumisa… ¿ES que acaso había pensado que se trataba de un sueño?

Sus largas piernas avanzaban a toda velocidad por los pasillos de las catacumbas, tal como se lo habían indicado esas imágenes momentos atrás, con la respiración acompasada a su ritmo prosperaba cada vez más veloz… ¿pero podía escapar? Haría el intento.

Su carrera continuaba por aquellos oscuros pasillos, lleno de una confusión de la que recién ahora se percataba, cuantas cosas daban vueltas a su mente… los recuerdos del reciente hecho y las explicaciones que trataba de darle. Aquello no había sido un simple juego sexual del cual iba a participar, ¿Qué había estado haciendo hasta ahora?… No era capaz de entender, solo seguía corriendo a pesar del entumecimiento que sentía, tanto por el esfuerzo, como por las heridas que habían marcado su pálido cuerpo.

Finalmente dio con el exterior, un oscuro bosque se alzaba ante aquel muchacho, recibiéndolo con una suave y fresca brisa, que inundaba su olfato con el olor a madera y hierba. Continuo su travesía, sin detenerse, sin seguir guía o pista alguna por donde debía seguir, seguro de que lo único que podía hacer por su propio bien era huir de aquel internado.

Pero se detuvo un momento a causa de un olor que lo alerto. Humo. Aquella señal era la peor de todas si se encontraba en un bosque como aquel ¿por donde se debía dirigir? ¿De donde prevenía el fuego? El pánico golpeaba las puertas de su alma, pero aún así se mantenía firme, si se dejaba absorber por aquella espiral iba a estar perdido, y la ayuda inexplicable que había recibido iba a ser en vano.


CONTINUA EN BOSQUE CARMIN