La curiosidad...¿Mato al gato?...~PRIVADO~

Conocia el laberinto como la palma de su mano, si, para él, el perderse era algo ridículo por lo que cuando encontraba algunos alumnos encerrados dentro de este, Rossiel le hacia sufrir en carne y hueso por ser tan estúpidos.

Camino tranquilamente por el manto de paredes de un verdor increible, si, era lo suficientemente mágico como para interpretar cualquier obra en ese lugar por más congruenta que esta fuera.

Sus cabellos se mecian al son de la brisa fresca de la noche, todo era tan armónico que no penso que se encontraria con traspieses en el camino, hasta que vió a un joven sentado en el suelo frío del cesped, se veía asustado, cosa que a él no le interesaba en lo absoluto, si se habia perdido...tendria que pagar como todos los demas...con su cuerpo.

-...como demonios te metiste aquí?...- cuestionó frunciendo el ceño a medida que se acercaba más y más al joven.

Enarco una ceja al notar la expresión facial del niño, no le gusto en lo absoluto.
-...estas en problemas muchachito...- dijo con voz grave mientras se paraba a su lado, mirandolo desde arriba, altivo, inmponente.
-...sabes que este es el laberinto de la muerte y por ello salir de aqui no te sera tan facil...- sonrió ladinamente sacando las manos de su bolsillo.

Rodeo con sus pasos al humano mirandole desde varios angulos, pensando en que le haria para que pagase su error.

-...Rossiel Black...- susurro en voz baja cuando observaba con escrutinio ese cuerpo niveo -...tu Director...- masculló con un grado de diversión en los labios, se detuvo en frente y se mantuvó silente esperando reacciones ajenas cuando este entendiera la pocisión en la que estaba.

Aquellos turquesas eran realmente hermosos a su parecer, sin duda alguna, sacaria ventaja de esos ojos en el momento dado, estirparlos...talvez.

-...ya veo...asi que estas perdido...- dio unos cuantos pasos alrededor del joven mirando las guturales paredes de rosas, aquellas tenian filósas espinas que habia conservado muy bien el pasar de los años y sus fieros cuidadores, aquellos que en un día determinado...habian muerto por las mismas.

Sus ojos negros brillarón ante las miles de ideas que fraguaban en su mente, él era el peor de los locos con los que te podias atravesar en esta vida sin tregua, un camino que siempre llegaba hasta sus garras. Con la vista a la nada -...entonces que estas dispuesta a dar con tal de salir de aquí?...- giró quedando frente al contrario, elejir bien o mal, era una decisión que el joven deveria tomar -...tienes dos opciones; una es quedarte solo y encontrar la salida por ti mismo y la segunda es hacer todo lo que yo te ordene y en consideración a tu fiel servicio, podrás salir de aqui con mi ayuda...- sentencio con voz grave, volviendole a mirar intenzamente a turquezas.
Rossiel era un hombre lleno de maldad y por ende, jamás podias confiarte de que sus promesas fueran a ser reales

Sonrio ante lo que escucho en respuesta, miro una de la murallas y arranco una rosa roja entre sus manos, las espinas eran tan filósas que no tardarón en rasgar un poco la palma dejando asi, que la sangre oscura del demonio se deslizara por el tallo hasta caer leves gotas al suelo.

-...pobre....- musitó con fluidez, dió un movimiento rápido situandose a un lado del joven nervioso y lleno de temor por él. Deslizó la rosa por la yogular del chico y esta se volvio negra al unisono en que tuvo contacto con la piel marfileña del humano -...esta rosa es como yo...domina...- sonrió malditamente complacido cuando levantó al humano de un brazo para que le mirará a los ojos.

El joven no tenia idea del poder de una rosa negra, y eso era un pecado terrible el desconocerlo, aquella rosa una vez que se teñia de negro, hacia que tu cuerpo fuera un fiel esclavo del amo, en pocas palabras, Rossiel podia manejarle a su antojó como un mero muñeco de trapo.

Entrecerro los ojos ante la pregunta manifestada ¿tan inocente era?...vaya, eso no lo esperaba, bueno al fin y al cabo si era inocente, los resultados serian de lo más divertido.

-...eres mi juguete de esta noche asi de simple...- sentecio con subliminidad, la rosa entre sus dedos de desintegró y Rossiel con el rostro en calmado chasqueo los dedos, obligando al cuerpo frente a él a moverse, elevandose unos centimetros del suelo.

-...dejame mostrarte algunos de los resultados para que sepas elejir bien...- dijo con voz grave, un movimiento aleatorio de mano y las enredaderas de rosas comenzarón a moverse por los suelos, arrastrando a un bulto, pesado, si, de entre los helechos comenzo a salir a la luz de la luna un cuerpo de un descuartizado joven, la sangre seguia manchando el cesped, tiñiendolo de rojo por donde este tocara. Rossiel camino hasta el cuerpo inclinandose un poco para con su dorso acariciar la mejilla del cadaver.

-...pobre..no lo resistió y yo que pensaba que los humanos eran más resistentes...- miró al niño con los ojos menguando a un rojo vivo, si, era un maldito demonio sin compasión alguna ante los humanos.

S levantó y con la punta del zapato, pateó el cuerpo a unos cuantos metros más allá mientras las rosas hambrientas se lanzaban contra este, devorandolo con ferocidad hasta dejarlo echo añicos.

Camino hasta el chico y poso la mano en su barbilla, inclino el rostro de lado y su sonrisa se hizo más poderosa -...entonces acatarás las ordenes?...- cuestinó nuevamente con sadismo en su semblante.

Movio la muñeca una vez más y de su mano extrajo una daja altamente filósa, se acerco sadicamente al niño y con un velocidad increible deslizo el puñal por sobre el cuerpo de este, cortando solo la prendas, Rossiel era experto a la hora de usar este objeto y por ello hacia goce de sus habilidades al cortar con tanta presición, las prendas cayerón una por una al suelo, dejandolo completamente desnudo en un abrir y cerrar de ojos.

-...ahora te ves mas lindo...- comentó con serenidad, con la yema de sus dedos, trazo el pecho del niño, deteniendose en los pezones, tomandolos entre sus dedos, tirandolos con fuerza, peñiscandolo sin cuidado de no dañar, el escuchar los gritos de sus victimas siempre era algo que le hacia excitarce y porque no, iba a hacerle llorar, que sintiera como sus entrañas se desgarraban por el demonio que tenia enfrente...si, una vil y cruel pesadilla que Rossiel disfrutaria al maximo hasta que el joven ya no pudiese más, una de dos, aguantaba el trato o se entregaba a los brazos de la muerte como muchos otros lo habian hecho. Las enredaderas se aflojarón un tanto dejando que las cortadas de estas se expandieran por la piel del chico, el liquido vital comenzó a fluir, dejando a ese cuerpo tremulo lleno de marcas de las que se despojaban de su sangre a borbotones.

Sus manos eran fría, tanto que la gélidez de la noche no era nada en comparación con la temperatura de su cuerpo, solto los pezones y por una orden mandada de su propia mente, las enredaderas dejarón al chico libre.

Le observo caer al suelo con abruptividad por la misma gravedad y sonrió aún más, metió las manos en los bolsillos -...pruebala y se cuidadoso si no te puede salir muy caro jovencito...- ordeno señalando a su miembro, la orden era simple; masturbarle con sus labios hasta que su garganta no pudiera más.

-...apurate que no tengo toda la noche y has el trabajo completo...- dijo cuando una de sus manos se deslizó hasta el cierre de su pantalón bajandolo y posteriormente liberó el botón, el resto tendria que hacerlo el niño por su propio bien si es que queria seguir viviendo ¿no?