I silence in the middle of the darkness - Libre

Brisa fresca, cuervos revolotean aún por los grandes mausuleos, acompañan al delicioso ambiente gótico que este se acrecenta cuando Rossiel les visita, los muertos, solo son partes de las bellas piezas talladas por sus manos...en el pasado.

Muchas de las paredes de los agarrotados mausoleos se conservan en aspecto deteriorable, agrietadas sus extructuras estan, los pasos resuenan con fuerza sobre el cemento, un sonido hueco para ser precisos. Angeles con las cabezas cortadas dan la fiel invitación a su señor, si, unas horas en ese marmoleo lugar, siempre le asientan como anillo al dedo.

Entre sus dedos, una cabellera negra, sujeta firme, sus gritos antes de morir habian sido tan satisfactorios para Rossiel que no pudo evitar tocarlo, claro, la fuerza desmedida habia sido su enemiga en esta ocación y sin embargo lo habia disfrutado enormemente hasta el final, hasta que esos labios habian dejado escapar el último aliento. La cabeza del cadaver se mecía de un lado a otro, sus manos manchadas del liquido vital yacian apretadas por la sensación de destrozar un poco más, lastima, el joven no lo soportó y la sangre ahora se secaba rápidamente en sus manos....una verdadera lastima.

El carmín gotea por sus manos cayendo directo al piso, y sus pasos no se detienen hasta llegar a una estructura, asimilandose a un castillo barróco de antaños....ah...que bellos recuerdos aquellos cuando podia desgarrar la carne viva de esas almas que morian en pena por sus garras, esos gritos que no se asemejan a los de sus presas actuales, sin duda, deberia hacer algunas cosas más terribles para que los futuros condenados se desgarraran el alma por la desepración, por las ganas de vivir ¿que harian por vivr?...habria que comprobarlo cuanto antes y vaya casualidad que en esos momentos no vagaba nadie para darle diversión a un demonio o mejor dicho al principe de las tinieblas...el Diablo.

Su brazo retrocede y tóma el impulso suficiente para lanzar la cabeza chorreante del vitae hasta la punta del castillo, donde la cabeza queda hermosamente estampada en el mástil más alto...Oh...pero que bello de ve, quiere decir, pero, sus labios se mantienen intactos, inmoviles ante lo que sus ojos posesan con tanta dicha. Se queda de pie mirando fijamente la nueva bandera no-flameante pero que le da un aire sangriento al ambiente.