Geweihte Nacht -Privado-

¿Pero como no hacerlo? ¿Cómo contenerse de tocarlo y sentirlo? Su libido siempre alta y desaforada había sido contenida de un modo inexplicable hasta entonces, y claramente no se vería satisfecha rápidamente. Ya había zanjado o al menos visto las líneas primordiales de lo que era el problema que había acontecido entre ellos, más tarde se encargaría de los detalles si era posible, pero en esos momentos solo quería recuperar parte de aquel tiempo perdido.

Despego sus labios de aquella piel cuando escucho esas alentadoras palabras, sí, alentadoras, por que a pesar de que contenían la idea de un imposible, también tenían la idea de un “nosotros” cosa que nunca antes había apreciado con nadie. Pero solo enderezo la vista con aquella sonrisa dulce y burlona que surgía en esos momentos de intimidad, cuando se encontraban solos sin nadie que pudiera molestar.

Así que Sir Yoru. Pensó divertido ante el de aquel titulo nobiliario “otorgado”, ¿pero quien sabía? En esa sangre mezclada por etnias era posible que en alguna parte hubiese un ancestro de la aristocracia, pero eso no se comparaba en absoluto a el origen de su amante, y poco le importaba, a pesar de que ya hubieran pasado algunos traspiés por ello, Rossiel era Rossiel, no sé iba a distraer por otras cosas.

Fue entonces que su cuerpo comprendió lo que iba a ocurrir por incentivar a su querido director, a esa corta distancia podía distinguir como el oxigeno entraba y salía velozmente de esos pulmones, como aquella piel fría comenzaba a cobrar un poco más de temperatura, y eso mismo encendió su deleite, no importaban horas, ni el hambre del estomago, había otro apetito que quería ser zaceado a la brevedad y se le señalo que así sería.

Su cuerpo fue conducido sin oponer resistencia a la nueva área del escenario donde la pasión sería desatada. “Me he vuelto demasiado dócil por ti” pensó dándose cuenta de su actitud mientras sus manos se apoyaban en aquella resbaladiza superficie, aquel tacto con el musgo no le agrado, pero sabía que eso sería compensado completamente, aunque el pensamiento anterior aún lo inquietaba “en el lecho quizás sea así, pero fuera de él la historia es un poco diferente…” pensó rebelde antes de sentir esos labios bajando por la piel de su espalda.

Oh que dichoso momento mientras el agua había enjuagado esos cuerpos, limpiando el sudor y otros fluidos de los que habían estado manchados hasta momentos atrás, ya no los tocaba, aunque los salpicaba por algunas gotas que saltaban al estrellarse con las rocas cercanas.

Su miembro se había empezado a erguir, pero en el momento que esas manos seguras tomaron posición la excitación subió, aunque nada comparado al producido por el tacto de aquella lengua en su entrada, con lo cual su hombría termino por despertar imponente, mientras un gemido sensual salio de esos labios levemente amoratados por el frío que había adquirido por el agua, aunque claramente eso se desvanecería pronto, ardía por dentro y por fuera.

- No deberías hacer eso- dijo con ironía, preso de placer por aquella tortura que lo enloquecía, de tal modo que sus rodillas le decían que era posible que comenzaran a fallarle.

Aah… mmm…

Los gemidos del peliblanco se perdían en la oscuridad nocturna del bosque, donde no habían oyentes que pudieran apreciar lo que contenía esa voz más que Rossiel, era un canto lleno de sensualidad dedicado a este, él que causaba que su cuerpo ardiera en la más fogosa pasión, tanto así que no se hubiera sorprendido si su ser se derritiese de un momento a otro, o entrara en combustión espontánea, o simplemente que el agua que los rodeaba comenzara a entrar en estado de ebullición.

El lento proceso para su dilatación lo estaba sumiendo más y más en la locura, mientras sentía que sus piernas le temblaban por la excitación, y la voz de su garganta salía plena sin contención, ya no había ni siquiera una pizca de pudor que le hiciera guardar algo de compostura, todo se había hecho pedazos por el oscuro placer que le proporcionaba esa lengua en su entrada, estaba tocándole profundamente como nadie haría jamás con él. Intercambiándose en algunos momentos por uno de esos dedos que abrían un poco más aquella área, antes de que aquella húmeda y flexible esponja de carne volviera a invadirlo.

Escuchó el sonido del agua cuando Rossiel se levanto, deseando poder ver el magnifico cuerpo de aquel a quien tanto quería, pero solo en cambio veía la piedra oscura de la cascada que tenía en frente de si, con ese manto de musgo cual cobertor que cubría esa desnudes. Ser como la cascada y esa roca, en eterno contacto sin que nada pueda cambiar eso. Aquello no podía ser en el caso de seres vivos como aquel par de amantes, pero bien se veía como lo compensaban.

Contrajo la expresión cuando sintió esos firmes dedos penetrándolo, mientras su cuerpo temblaba por la dulce sensación de deleite que lo embargaba, tiñendo su piel de rojo por el inevitable rubor que destacaba en esa piel, como la sangre sobre la nieve. Sintiendo su corazón golpear con más prisa en su garganta si era posible, cuando aquel calido aliento rozó su cuello, antes de experimentar esa mordida.

Maldito demonio… haces que cada vez me enamore más de ti- pensó luego de escuchar aquellas palabras, se sentía afortunado por ellas, pero a pesar de ello había cierta vergüenza, lo cual se recriminaba, como una adolescente que se adentra en un mundo de fantasías- esa era la única idea que podía contener la potencia de su goce, lo cual en cierta parte no deja de asombrarlo.

Los besos en su espalda no hacen más que desear esos labios sobre los suyos, para devorarlos continuamente, mientras la dilatación de su entrada era terminada, y sentía aquel miembro palpitar junto a su entrada, iba a decir algo luego de oír esas palabras pero no hubieron palabras, ser empalado por el pene de aquel demonio, de aquella forma le hicieron ver estrellas, y solo un ronco grito de placer broto desde su garganta desgarrándola, perdiéndose entre los sonidos del bosque que acompañaban como una bella melodía.

El gran problema de aquella posición para aquel joven, era lo limitado que quedaban sus movimientos, así que solo podía sentir cada uno de los movimientos que el otro hacía en esa insoldable oscuridad.

Giro su rostro hasta que le dolió el cuello, pero poco importaba si podía saborear aquellos labios, sin importarle lo más mínimo donde había estado esa lengua momentos antes, lo necesitaba su propia lengua siguió el ritual, aquella lucha por la dominación como dos rojas serpientes todo como reflejo de su deseo aunque el oxigeno escaseara, era imperativo que cada centímetro de su piel se encontrara en contacto con la del pelinegro.

Se sentía desfallecer por el placer, cada estocada llegaba profundamente, sintiéndose quebrar por dentro, su cuerpo respondía automáticamente, intentando apresar en su interior al miembro ardiente de Rossiel, tan duro y satisfactorio, que no hacía más que prodigarle aquella mezcla de placer y dolor que tan bien sabía el demonio conjugar para él. La sangre volvía a escurrir por sus piernas diluyéndose en el agua que los rodeaba, de un modo que se le hacía asombroso, ¿cuantas veces iban que realizaban aquel ritual? Y aún así su cuerpo no terminaba por acostumbrarse, sangrando en cada ocasión.

Sus paredes anales se estrechan cual tenazas, mientras su cuerpo tiembla por completo a causa de las descargas eléctricas que atraviesan su cuerpo por completo, confundiendo su mente, difuminando los límites físicos que los separaban. Y esa mano serpenteante que se desliza sobre su pecho deja un nuevo camino ardiente en su piel, gimiendo como un jadeante animal, cuando su hombría fue tomada en cuenta por esa mano durante unos segundo, antes de darle acceso sin restricciones a su entrada, cuando se le ayuda a separar más las piernas. Eran un par de sátiros en pleno coito.

Aquellas palabras lo tomaron por sorpresa, se sujeto con fuerza de las hebras de musgo tratando de decir algo que sonó de modo extraño por los gemidos que en esa garganta se agolpaban y se conjugaban con los del pelinegro, pero se entendía algo así como… “no tienes idea”

Pero las sorpresas no acaban esa inédita frase choca contra sus oídos antes que esas manos se pusieran a obrar sobre su duro y húmedo miembro, palpitando fogosamente a medida que aquel tacto se volvía más y más frenético. Definitivamente iba a caer en la más profunda de las locuras por el placer.

- ¡me corro!- gimió sintiendo como estaba a punto de eyacular, y su cuerpo se tensaba por completo, cada músculo se contraía por el placer, prácticamente estrujando aquel magno miembro que se había hecho dueño de aquel lugar de su anatomía, tan recorrido durante esos días. Saltó su semen sobre parte de la roca en la que había estado apoyando y las manos que tan buen trabajo habían hecho, jadeando por el agotador ejercicio que habían realizado, tan satisfactorio sexo lo había hecho prácticamente alusinar.

Luego de ello su cuerpo languideció, para ir recobrando conciencia lentamente del frío y otros hechos de la realidad.

El orgasmo del pelinegro, aquel profundo sonido bestial de aquella garganta, hasta los fluidos corporales del otro que se imbuían en su cuerpo, todo llego solo segundos después de que la anatomía de aquel muchacho pasara por el miso estado. A pesar de todo lo que había ocurrido en los días anteriores, y durante esos mismos en los que había sido secuestrado, era inexplicablemente satisfactoria la dulce sensación de encontrarse así, unidos una y otra vez.

Ve a la luna de refilón preguntándose si aquella pura dama podía sentir celos de seres como ellos, por que en su lugar ver aquellas escenas sin ser protagonista de ninguna de ella debía de ser una maldición.

Su cansado cuerpo fue movido por aquella fuerza externa que bien conocía, sus extremidades las sentía pesadas difíciles de manejar, como si de un momento a otro hubieras adquirido proporciones que no les correspondían, pero al ver aquel rostro luego del tacto tan considerado no podía decirse más que era un ser afortunado, definitivamente el amor más que ser ciego era enfermo loco.

Ver esa sonrisa, escuchar esas palabras, sentir aquellos labios sobre los suyos, de modo tan cándido, y suave no podían más que hacerle notar cierta preocupación en el cuidado que s le prodigaba, haciéndole recordar de ese modo tan sutil su naturaleza humana, a la cual no osa condenar, aunque el frío le hace temblar sutilmente, interrumpiendo aquel bello momento antes de que el inocente juego de sus lenguas terminara.

- Je, suena tan tentador que me gustaría hacer la prueba, aunque no sé si lo resista- dijo en voz baja luego de ese beso, con aquella sutil ironía mezclada con alegría, mientras se deja cargar de esa manera enrollando sus extremidades alrededor del cuerpo de Rossiel, no tiene una pizca de pudor vergüenza de que alguien los pudiera ver así, esa posibilidad estaba enterrada en su inconsciencia simplemente.

Así fue como una capa de sombras los envolvió protegiéndolos antes de perderse en la noche.

-Escena Terminada-