Mal día para movimiento - Privado-

Era un día soleado, los pájaros cantan, los animales salían a buscar comida. Todo lo que cualquier persona determinaría como un día perfecto, excepto que para Michael era bastante mal, pues se había levantando con entusiasmo de jugar, y de hecho lo había logrado, consiguiendo reunir algunas personas para jugar su football, solo que para su desgraciada suerte, en uno de tantos intentos por arrebatar el balón del equipo contrario, logro lastimarse el tobillo.

Solo fue por un momento en el cual se vio en su rostro una expresión de dolor, sacudió la cabeza y agito las manos explicando que “nada había sucedido, todo estaba bien” aunque sus amigos lograron convencerle de que fuera a la enfermería a revisarse. Aceptó de mala gana, comenzando a caminar por los pasillos algo torpe, pronto comenzó a sentir como se inflamaba pues ya sentía la presión de su calzado – Ahh… no puedo creer que esto me suceda justamente hoy… de todos los días…- se regaño a si mismo como si así fuera a cambiar lo que sucedía.

Para su suerte la enfermería no estaba muy lejos, pues ya comenzaba a doler un poco. Abrió la puerta con cuidado, entrando silencioso. Miró a su alrededor, parecía ser una enfermería bastante grande, tal vez en este internado se lastimaban con más frecuencia – Parece que no… hay nadie- pensó, mientras continuaba mirando.

-Hola… mmh?... ¿hay alguien?... creo que no-

Susurró mientras caminaba un poco más, quejándose un momento por el dolor antes de buscar un lugar donde sentarse. Encontró un banco para sentarse, y lo atrajo hacía donde estaba él, acomodándolo, y luego montando su pie lastimado en el escritorio, sabía que podría considerarse falta de respeto aquella acción, pero estaba seguro que debía mantener el pie en reposo y a cierta altura, eso lo había aprendido de entre tantas heridas deportivas.

Movió un poco la cabeza, para alborotar sus cabellos, pero más importante pasar el aburrimiento. Suspiró mientras esperaba, no había pasado demasiado tiempo desde que llegó, pero si de algo se caracterizaba Michael era el de no tener demasiada paciencia, y justo ahora se estaba mostrando esa cualidad en él – El día esta perfecto… están jugando y yo aquí metido por una tonta lesión- negó con el rostro enérgicamente para sacar esos pensamientos de su mente que ahora mismo no le servirían de nada.

Se encontraba ordenando los medicamentos cuando escuchó como alguien abría lla puerta y preguntaba si había alguien. En silencio fue hasta el lugar de donde había venido la voz, viendo a un chico sentado en su silla y con el pie sobre su escritorio. A pesar de llevar el calzado se podía ver que estaba hinchado, por lo que no le dio mayor importancia.

-¿Puedo ayudarle en algo? -susurró las palabras a su oído, sonriéndo al ver el susto que le había dado. Era una pequeña manía que le había salido de tanto ver a chicos engreídos ponerse en esa misma posición sobre su escritorio. Se colocó frente al menor, tragándose el sonrojo que tenía intención de manchar sus mejillas. No podía negar que el chico era guapo.

Lo miró fijamente, esperando a que le dijera que necesitaba de su persona. Ya suponía cual era el problema, pero prefería que se lo dijera él y le contara como se lo había hecho -Supongo que te has torcido el tobillo por lo que puedo apreciar.

Comenzó a silbar mientras esperaba – ¿Que demonios? Porque tardan tanto en este internado para todo, parece que hasta para curar a alguien deben hacer papeleos…- pensó ya cansado de tanto esperar, soltando un suspiro en dirección a su frente, haciendo que algunos de sus cabellos se elevaran un poco. Escucho aquella voz y como todo humano que posee, reflejos dio un pequeño salto para luego mirarle seriamente.

- Ha tardado un poco… y solo necesito algo para el pie, jugando creo que lo he torcido, nada grave pero exigen que venga aquí para escuchar la opinión de un “experto”… entonces ¿es grave?-

Hablaba como si estuviera en cierta manera burlándose de todo eso, él ya sabía lo que tenía, no era necesario buscar ayuda, pero igual y le habían conseguido convencer de ir. Esbozo una sonrisa mientras levantaba el pie, para quitarse el calzado y luego dejarlo en las manos del enfermero, esperando a que diera su diagnostico. Se quedo un momento en silencio, antes de respirar algo más relajado.

- Por cierto, soy Michael Lestrange… un gusto conocerle, doctor…?-

Bueno nunca había ido a esa enfermería, así que supuso aquella persona era un doctor, no era que importaran mucho los títulos, Michael no se fija en eso, creía que eran sobreestimados y no debían ser tan importantes como lo eran en la sociedad. Acercó sus manos a su pierna para sostener su tobillo, suavemente pues la posición cansaba un poco y su pie no estaba en condiciones para ser ejercitado mucho.

Aun estaba de cierto mal humor por estar encerrado con aquel día, detestaba el hecho de que sabía que al menos debía guardar unos días de reposo, lo cual… ya de por si le arruinaba este día y no podría jugar nada. Pero trato de relajarse respiro profundo para tratar de buscar un lado positivo – Bueno… al menos ahora podré llegar tarde a clases sin necesitar una excusa- riendo para si mismo con aquel comentario. Fijo sus ojos avellana en los del joven castaño a su lado examinándolo, era de admitir que en este internado muchos eran bastante guapos y muchas eran dignas de una segunda mirada, parecía ser bastante… peculiar ese hecho en la población de aquel instituto.

Negó a su acción y lo hizo ponerse en pie, ayudándolo a caminar hasta una de las camillas. Una vez tumbado comenzó a revisarlo. No tenía muy buena pinta, más que una torcedura podía asegurar que era un esguince para el cual debería tener una semana de reposo como mínimo.

-Avísame si en algún momento te duele lo que hago -le movió el pie en todas direcciones, comprobando cuando dolía y cuando no. La fractura no quedaba descartada, pues primero tendría que hacerle una radiografía. Por suerte el internado había preparado la enfermería con toda la tecnología necesaria.

Fue a preparar la sala de rayos para poder realizar la radiografía necesaria y descartar una posible rotura. Tras organizarlo todo, fue a por el menor; aún no le había respondido a su pregunta implícita en su presentación -Vamos Michael -le sonrió calmadamente y mientras caminaban se presentó -, soy Lucio Bennedetti, no es necesario que me digas doctor.

Espero un momento a que Lucio hiciera su trabajo, pero en vez de eso le llevo hasta una camilla, en si toda la situación no era para nada incomoda. El chico era bastante agradable en carácter y en cuerpo… bueno de ese podría quedarse todo el día hablando. Negó suavemente con el rostro para sacar esas ideas de su mente, era el enfermero, doctor o lo que fuera, era mejor mantener su puesto. Se sentó en la camilla, escuchando las palabras del otro, y negando con el rostro, no parecía doler demasiado, al menos no lo suficiente como para decirlo.

-No a decir verdad no duele demasiado, en realidad me parece una simple torcedura-

Volvió a opinar, no creía que fuera fractura, o no habría podido con el dolor mientras caminaba hasta la enfermería, pero dejaría que Lucio hiciera lo que necesitaba. Le observo como el otro se alejaba un momento para encender la maquina de rayos equis, enarcó una ceja, y soltó un suspiro pesado, pues eso significaba que podría tomar más de lo que esperaba aquella visita – Solo hace su trabajo… no debería quejarme tanto- pensó como consuelo, pero aun así no funcionaba tan bien como quería.

Se afirmo un poco en el hombro de Lucio, aunque no demasiado, no le gustaba ser un lastre, una simple molestia en otra persona, más por orgullo que preocupación. Caminó tranquilamente, tratando de no afincar el pie en el suelo, he de ahí que tuviera que dar algunos saltos leves para poder seguir el ritmo del otro. Escucho la presentación y esbozo una sonrisa, iba a estrechar la mano pero luego recordó que las estaba utilizando para apoyarse y no caer.

- Un gusto Lucio, y esta bien no te diré doctor, simplemente te llamare chico angelical si te parece mejor-

Comentó gracioso, la verdad era que Lucio era bastante bonito, y el decirle ángel no le daba crédito pues era mucho más bonito que cualquiera. Le guiño un ojo mientras le dejaba en la maquina, alzó la mirada para observar aquel gran aparato, la verdad no estaba seguro de cómo funcionaban y nunca le habían llevado a uno, así que simplemente se quedo inmóvil.

- Ahhmmm… ¿debo hacer algo, pararme en algún lugar?-

Preguntó mientras miraba la maquina, como si se tratara de ciencia extra terrestre, como si nunca en su vida hubiera visto algo así, realmente nunca había sido necesario y tampoco había tenido aquella oportunidad de ver una en proceso.

-Puedes llamarme como gustes -colocó la manta de plomo sobre las partes nobles del muchacho y colocó bien el pie para hacerle las radiografías pertinentes. Se puso en el lugar que le correspondía y puso en marcha la máquina. Para alguien que no conociera ese tipo de artefactos, podría resultarle bastante sorprendente. En cuanto terminó de funcionar, fue hasta él y quitó la placa de plomo -. Bueno, ya está, ahora solo falta verla en el ordenador.

Volvió a ayudarle a llegar hasta la camilla y miró en su ordenador el resultado de la radiografía. Más tranquilo pudo descartar la fractura. Le había dicho que no le dolía, por lo que quedaba en una simple torcedura que tendría que tener en roposo durante unos días -Bueno, ya está. Te pondrás esta pomada por la mañana y por la noche, bajará la hinchazón y con un par de días de reposo estarás como nuevo -le dio la pomada a usar y le sonrió.

Aplicó la primera puesta, dando un suave masaje y aprovechando para dejarle sentir su tacto. Tenía una piel suave, pero no podía dejarse llevar, era un paciente y estudiante del centro, no podía ser otra cosa más. Tras aplicarle la crema se puso a su lado y le sonrió de nuevo.

-Puedes volver por aquí cuando gustes, no hace falta que te lesiones para ello -besó ligeramente su mejilla. ¿Y si le hacía quedarse un rato más allí? Al menos tendría compañía y no se sentiría tan solo en aquella sala -. Me gustaría que te quedaras aquí a guardar reposo durante unas horas. Al menos hasta que se haya bajado un poco la hinchazón -era su forma más sutil de decirle que quería que le hiciera compañía.

Casi pierde el conocimiento al ver en donde iba aquella placa de plomo, pero no por vergüenza si no por… que había llegado bastante lejos y no era la primera cita. Esbozo una sonrisa mientras dejaba al otro trabajar y seguir sus indicaciones al pie de la letra. La maquina en cierta medida podría asustar a cualquiera, era compleja. El proceso no habrá tomado más de unos 10 minutos como mucho, pero Michael no llevaba cuentas de los minutos perdidos, ya no. Escucho que ya había terminando, llegando hasta la camilla, y esperando los resultados.

Al ver el rostro del alivio de Lucio, sabía que no tenía nada malo, algo de lo que ya estaba seguro – Bueno… al menos yo tenía razón al decir que no era nada grave- pero luego vinieron aquellas explicaciones. El castaño no era precisamente muy responsable, así que probablemente se le olvidaría todo aquello a los días, pero por el momento trataría de llevar las instrucciones, después de todo Lucio era el experto. Asintió con el rostro levemente.

- No se preocupe tratare de acordarme lo mejor que pueda, aunque probablemente deba anotarlo-

Dijo en voz baja, para el mismo. Sintió aquella mano delicada, hacerse cargo de la primera puesta en su tobillo, obligándole a bajar el rostro para mirar a Lucio, algo sorprendido tal vez, aunque su rostro no lo mostrara. Escucho el pedido del otro porque se quedara, de todas maneras tampoco pensaba irse muy lejos, no ahora que sabía que el encargado de la enfermería era bastante apuesto. Esbozo una sonrisa de picardía, aunque sin dejársela notar al otro – No tenía planeado irme aun… pero gracias por dar los pretextos para quedarme- pensó agradecido por aquellas palabras.

- Esta bien, si usted considera que es necesario, me quedare-

Tratando de parecer no muy interesado en aquella propuesta. La verdad Lucio se comportaba de maneras extrañas, nunca vio a nadie actuar así, mucho menos con él… era algo que ofuscaba sus pensamientos. Se trató de levantar un poco, no era muy paciente y no iba a quedarse sentado, menos cuando había una “presa” cerca. Se acercó sonriendo al rostro del otro, tomándolo entre sus manos, para evitar que ocultara su mirada.

- Tengo una idea para pasar el tiempo… un simple juego…-

Susurró divertido, mientras se acercaba a un costado del rostro ajeno, como si fuera a abrazarlo, apoyando su mentón en el hombro del enfermero, pero estaba lejos de quedarse en eso. Con pericia fue mordiendo la piel del cuello ajeno, subiendo lentamente hasta llegar al lóbulo, el cual no espero demasiado para comenzar a consentir.

-El juego se llama… excitemos a Lucio… dime si voy bien-

Hablando con descaro y clara alevosía, dejando escapar a veces su aliento agitado en el oído del otro, sus manos acariciando sus mejillas, descendiendo por el cuerpo del enfermero, llegando a los hombros, brazos, saltando al torso, pasando a la espalda y descendiendo hasta la cintura, tomándola con sus manos.

-Joven Lestrange, no debería de hacer eso... -trataba de alejar las manos del menor, no quería que se quedara para eso, sino para que le hiciera compañía. Se sentía bastante incómodo, aunque no era porque le molestase estar así, sino porque no podía esconder el rostro tal y como le hubiera gustado hacer -Por favor...

Cerró los ojos para evadirse de lo que estaba comenzando a sentir. Su cuerpo comenzaba a reaccionar a las atenciones del chico y eso no podía ser bueno. No podía sentirse así por las atenciones de un alumno, iba contra toda moral. Trató de alejar al chico, no quería... no debía caer en su juego.

-Joven Lestrange, esto no está bien, soy mayor que usted -trató de separarse del chico, no quería sentirse atraído por uno de los alumnos del internado. Su corazón ya tenía dueño, aunque hacía tiempo que no le veía no quería traicionarle.

Escucho las palabras del otro, aunque parecía negarse todo era diferente con respecto al cuerpo, la mente y el cuerpo siempre se debaten sobre estos temas, eso era inevitable. Casi podía imaginar como gemiría si continuaba así, lo cual pensaba hacer, no tenia algo de remordimiento con sus acciones, sin embargo podía notar algo de… “culpa” en la voz de Lucio.

Aunque al principio fue difícil detener, sus manos no deseaban soltar la cintura del otro, solo buscaban sentir más aquel cuerpo, levantando la camisa un poco, a penas tocando con sus dedos la piel del otro, soltando un ronroneo bastante peculiar al contacto de ambos cuerpos.

- Lucio… solo es un juego… no tiene nada de malo, solo quiero ver hasta donde aguantas-

Procuraba sonar lo más coherente posible, aunque era difícil de lograrlo, cuando ya había comenzado a imaginarse a Lucio con solo sus manos para cubrir aquel cuerpo. Le dio algunos suaves besos en el cuello, escapándose una que otra lamida, nada intencional, al menos no que el pudiera controlar. Se dio cuenta de su pequeño error, alejándose un poco del cuerpo de Lucio.

- Yo… creo que sería mejor que me fuera, no quiero incomodarle, Lucio-

Terminó por decir, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza. Se sentó un momento mientras esperaba que el momento pasara, y que pudiera sentir su pie de nuevo para colocarse el calzado, atando las cuerdas y todo lo demás… de cierta manera se tomaba su tiempo pues buscaba ver si le detenía o quizás y con suerte buscaría más que solo compañía.

Miraba al chico prepararse para marcharse. No quería que se fuera, por lo que le detuvo y lo hizo tumbarse de nuevo. Tenía que poner una excusa para que se quedara pero no tenia ninguna, simplemente... quería que se quedase. Suspiró y recostó su cabeza en el hombro ajeno, echaba de menos al profesor de música... pero también era humano y necesitaba atención.

-No te vayas... no me gusta estar solo -le había tuteado pero es que no se había percatado de ello, simplemente había dejado que fuera su instinto el que le guiara. Fue hasta la puerta de la enfermería y la cerró con llave -. Por favor... quédate.

Volvió a acercarse hasta él y acarició su frente. Ocultó su rostro en el hombro del contrario y entrelazó sus dedos con los de la mano del contrario. Era la única forma de retenerle sin poner excusas tontas.

Estaba casi listo para irse hasta escuchar las palabras, más bien el ruego del otro porque no se fuera. Parpadeo algunas veces sin tener mucho que decir al respecto, pensaba que quería que se fuera. La verdad era bastante confuso, pero quien era él para negarse a aquella propuesta más cuando observo en el rostro que realmente no quería estar solo. Tal vez solo por hoy podría servir como escuchante, tal vez podría hacerlo.

Observo los movimientos del otro, desde que cerró la puerta hasta que se acercó a su cuerpo buscando algo que probablemente ahí nunca encontraría. Esbozo una sonrisa, mirando por un momento al techo - ¿Cómo es que te metes en problemas de amores Michael?... tal vez es karma o algo por el estilo- pensó mientras reía para si mismo. Se acercó para susurrarle en un gesto tierno.

- De haberlo pedido de esa manera antes, me hubiera quedado… ¿Qué sucede, Lucio?-

Bueno considerando que ya le habían tuteado primero, supuso que ya no importaba mucho, que habían dejado de ser integrantes de la comunidad educativa y eran simplemente dos extraños comenzando a hablar de sus problemas como si estuviera en un bar. Al principio parecía al reacio a hacer algo, pero sus manos lentamente fueron acercándose al cuerpo del otro. Sus manos se apoyaron en la espalda ajena, lentamente la izquierda fue subiendo hasta los cabellos del otro.

- Te sientes solo ¿no es así? Extrañas a alguien… puedo verlo en tu rostro…-

No estaba seguro de si era bueno como observador, pero si algo había aprendido durante su vida era a descifrar las miradas de los demás. Las personas tienden a ser muy expresivas con sus miradas, aun cuando no se dan cuenta pueden decirte toda una vida, con una sola mirada. No estaba seguro que decir o hacer para reconfortarle… solo se le ocurrió una pregunta, bastante tonta para el momento.

-¿Quieres hablar de él?-

No estaba seguro como tratar esos problemas, nunca los tuvo y nunca quiso tenerlos, pero parecía ser algo recurrente en la vida de las demás personas. Soltó un leve suspiro, sin borrar aquella sonrisa de antes que no era precisamente de felicidad, simplemente de compasión.

-No... no se merece que hable de él... -prefería quedarse como estaba. No quería pensar en nada más, salvo en que no debía preocuparse por el futuro. Estaba acompañado por un chico estupendo, no había posibles pacientes y seguía sin haber signos de aquel que había robado su corazón.

-¿Por qué no me cuentas que estabas haciendo para acabar con el tobillo así? -supuso que estaría corriendo o andando, pero lo que quería era sacar algo de conversación. Quizás saber si había estado con sus amigos, porque si era así lo dejaría marchar, lo que menos quería era importunar su día con sus amigos.

Se separó algo abochornado, no tendría que haberse mostrado tan frágil ante un alumno, podía utilizarlo para conseguir cosas que quizás no estuvieran bien. Negó con la cabeza y le sonrió, no podía pensar en eso ahora simplemente en que podían pasar un agradable día juntos, aunque sólo fueran unas horas.