Si algo va mal, puede ir peor - privado-

Era francamente “Horrible” su situación.

No podía salir de aquel escondrijo, o no creía que pudiera salir de debajo de la mesa del profesor en esa situación.

Hacía más o menos treinta minutos atrás Hinoiri había entrado a aquel salón en busca de un libro que había dejado debajo de su escritorio, un hecho bastante simple ciertamente, pero cuando se disponía a salir de allí cuando se percato de que había un pequeño objeto brillante bajo la mesa del profesor.

Movido por su curiosidad se agacho a revisar, pero no pudo salir de allí, por que en el momento de intentarlo escucho como unas personas entraban en el aula, manteniendo una conversación bastante “fuerte”, predispuestos a satisfacer sus bajos instintos en aquel lugar que creían desierto.

Aquello lo paralizo, dejándolo en su escondrijo durante todo ese tiempo, pero lo que más lo había sorprendido, fue que se trataba de dos chicos, DOS HOMBRES, y lo peor era que su cuerpo estaba reaccionando frente a ello, se estaba excitando por los sensuales sonidos que escuchaba.

Sus oídos captaron algunas palabras de aquellos dos, se iban… para su fortuna, pero aún tenía un problema, se había erectado por toda esa escenita y en esos momentos le comenzaba a resultar doloroso. Sabía que no podía llegar a un baño para liberarse, pero hacerlo en ese salón le incomodaba, temblando por completo se arrastro de debajo de aquel escritorio.

Odiaba esos días en los que debía hacer vigilancia, es decir ¿con que propósito hacen eso? Igual harán cosas que no deberían mientras no vean, igual los profesores hacen cosas que no deberían – Mmm entonces no veo las razones para…- se detuvo frente a un aula donde parecían haber voces, y no precisamente de los alumnos recibiendo clases, parecía que se estaban divirtiendo y mucho.

Se detuvo en la puerta, y antes de entrar opto por quedarse afuera recostado de una de las paredes, esperando a que terminaran, no llegarían lejos – Además quien soy yo para quitarles su diversión- pensando divertido, encogiéndose de hombros. No espero mucho antes de que dos chicos salieran, parecían estar bastante “felices”. Michael pensó que debería entrar a recoger el desastre.

Entro sin hacer demasiado ruido en el salón, comenzando a arreglar algunas hojas que se habían caído, cuando observo un pequeño cuerpo, delgado y bajo en estatura. Se preparo para ser bastante severo como se suponía debía serlo con todos los que no tuvieran permiso de estar en las aulas cuando no hay claes.

- Oye Tú! -

Le tomo por el brazo, levantándolo del suelo sin mucha delicadeza, apoyándolo contra del escritorio de la cual estaba saliendo. Sus ojos mostraban cierta severidad propia de ese momento. La verdad no le gustaba ser tan severo con otros, y simplemente fingía, solo le daría un escarmiento y luego lo dejaría ir como siempre hacía.

- ¿Qué crees que estas haci…-

No le llevo mucho tiempo ni observación, el darse cuenta de las mejillas sonrojadas del otro pero no de vergüenza, y tampoco era fácil de ignorar la elevación que tenía en los pantalones aquel joven. Dibujo una sonrisa de medio lado, enarcando una ceja, la verdad nunca había encontrado a nadie en tan precaria situación. Se acercó un poco más a aquel joven sin invadir aun su espacio personal.

- ¿Qué crees que haces con esto?-

Coloco su mano descaradamente sobre aquella zona bastante prominente. No buscaba realmente nada, pero no iba a dejar escapar esa oportunidad de dejarle ir sin al menos burlarse un poco… ¿Qué? Es una mala persona? Bueno Michael nunca ha sido buena ni mala, simplemente ha hecho las cosas como le parecen correctas.

Se arrastraba a duras penas, sintiendo como aquel calor invadía todo su cuerpo, dándole sensaciones mucho más intensas que las que hubiera tenido antes, su respiración había comenzado a acelerarse y podía sentir su cara sonrojándose.

Genial, ahora me debo ver como una llamativa manzana madura…- pero antes de que su línea de pensamiento pudiera seguir por donde iba, ya que fue jalado con brusquedad desde el suelo. Debía de estar en muy malas condiciones para no haberse dado cuenta de que aún había alguien más en el salón, por un momento lo miro desorientado, pero eso cambio cuando escucho el tono de voz, y la mirada con que le trataba aquel muchacho de cabellos castaños.

Aquel chico no tenía ni la más remota idea de que había sido lo que había tenido que pasar y en esos momentos lo miraba como si se tratara de un delincuente, eso era más de lo que podía soportar, pero el siguiente movimiento que aquel chico lo saco de sus casillas. Con el dorso de su mano le abofeteo fuertemente en la mejilla.

- ¿Qué te crees que estas tocando?- espeto furioso con una amenazadora mirada, no se había contenido, ¿Qué se pensaba que era ese sujeto? ¿Que por ser más grande se intimidaría? Estaba muy equivocado, aunque claramente aquel golpe no llevaba toda su fuerza, después de todo o era capaz de hacerlo, y era bueno para Hinoiri, después de todo él no podía dejarse llevar por sus reacciones de ese modo dado su grado en artes marciales, era una falta terrible, pero estaba sobrepasado con la situación.

Intento caminar para irse del lugar, lo haría fuera como fuera, aunque sus piernas le respondían torpemente y la tortura que sufría por aquella área tan sensible no era menor.

La verdad esperaba alguna respuesta mejor que esa, pero no, recibió una bofetada que le hizo girar el rostro débilmente, con una mirada de incredulidad. Se limpio los labios con su mano derecha, sin dejar de mirar a aquel joven que poseía magnifico carácter. Esbozo una sonrisa maléfica, había sido una suerte que se le ocurrió cerrar la puerta con la llave antes de comenzar a arreglar todo.

Se sentó en el escritorio, apoyando las manos en este, sin dejar de mirar al chico que parecía estar en bastante “dolor”, tanto físico como mental. Suspiro débilmente, mientras esperaba un poco más antes de darle la dolorosa noticia de que no podría salir del salón a menos claro que se abriera con la llave. Metió su meno en el bolsillo del pantalón, para sacar las llaves y hacerlas sonar débilmente en el aire.

- Esta cerrada, no podrás salir sin estas llaves, y sinceramente luego de tu bofetada no me dan muchas ganas de moverme por hoy-

Soltando una risa socarrona bastante audible, para luego fijar sus ojos avellana en el cuerpo del otro, dibujando una sonrisa de medio lado en sus labios. Parecía que estuviera esperando algo, pero solo quería divertirse que de malo podría tener? A los ojos del castaño no le parecía nada grave sus acciones.

- Aunque quizás hemos comenzado con el pie izquierdo, soy Michael… ¿y mi excitable compañero tiene nombre?-

Preguntó con un tono de voz divertido, a penas aguantando su risa. Era más que obvio que a pesar de la bofetada Michael estaba bastante “complacido” por como habían sucedido los acontecimientos – Me pregunto…¿Qué tanto carácter podrá tener?- pensaba mientras esperaba el nombre de aquel chico de cabellos plateados, o tal vez simplemente alguna respuesta ingeniosa propuesta por la ira que invadía el cuerpo ajeno.

Arrastro los pies con dificultad hasta llegar a la puerta, aquel muchacho se sentía humillado por haber caído en una situación tan vergonzosa, pero lo peor de todo… era haber sido descubierto.

Aquellas palabras y el tintineo de aquellas llaves no hicieron más que provocarle una fría sensación por toda su espalda.

A pesar de lo que había dicho el castaño necesitaba cerciorarse por si mismo, claramente no hubo ningún cambio cuando confirmo las palabras de aquel chico respecto a la puerta, pero había esperado que solo hubiera estado fanfarroneando, que hubiera sido una mentira para poder arrastrase a cualquier lugar lejos de allí.

Detestaba esa situación, y aún más a aquel chico que se burlaba de él. Sabía que ya no daba más, y la ira tampoco ayudaba a diluir su excitación, lo único que deseaba en esos momentos era correrse, pero no podía desahogarse en frente de ese tipo, se giro quedando apoyado de una de las paredes, con el ceño contraído por la furia y el dolor.

- No tienes por que saberlo- dijo en respuesta a la pregunta, normalmente aquello habría sido considerado por él mismo como una falta completa de modales, aunque bien, esa no era una situación normal- y será mejor que te marches, ¿Qué quieres? ¿Por qué no te vas? Te juro que si sigues incordiando te voy a hacer pedazos.

Quizás esas palabras podrían ser interpretadas como una amenaza vacía, solo la demostración desesperada de quien se encontraba en un angustioso momento, ¿cómo le podían tomar en serio si le temblaban las rodillas? Era algo ciertamente difícil, pero sus ojos demostraban lo serio de sus palabras, aquel chico jamás decía algo que no pudiera respaldar, y a pesar de que en esos momentos actuaba de modo inconsciente por su condición, estaba dispuesto a cumplirla.

Observo la mirada del chico, parecía estar molesto pero aparte de eso, su cuerpo decía que algo más le afectaba. Le dio otra mirada de escudriñamiento antes de mirarle a los ojos al escuchar aquella respuesta. Tenía razón no tenía ni necesitaba saberlo, pero era simplemente por ser cortés. Se encogió de hombros, dejando escapar un suspiro.

- Esta bien no me lo digas… pero al menos pensaba que podríamos llevarnos mejor-

Esboza una sonrisa perversa de medio lado sin quitarle los ojos al chico, parecía estar en un gran apuro, sin saber que hacer. Se levando del escritorio para colocarse frente al otro, mintiendo un espacio personal, y así no hacerle sentir amenazado. Alzó las manos en al aire, no sin antes guardar las llaves en su bolsillo.

-No veo cual es el problema, no estamos haciendo nada malo y tu pareces estar en cierto dolor… ¿Seguro que no necesitas ayuda?-

Su voz era grave, pero sin ser severa. Sus movimientos eran lentos para darle a entender al otro que no buscaba problemas, simplemente se mantuvo en su lugar por un momento antes de acercarse más – Si dejo a este chico aquí, probablemente me regañaran sería mi fin en este lugar, además… parece que podría usar algo de “ayuda manual”- pensó retorcidamente mientras se acercaba a aquel cuerpo.

La verdad no pensaba que hacer vigilancia podría ser tan divertido, nunca penso que se encontraría a alguien en medio de un salón, y que además estuviera en necesidad de desahogar su cuerpo – Esto podría ir mejorando, pero será mejor que vaya con calma… aunque… no parece que sea muy fuerte- pensaba de cierta manera, tratando de mantener la calma en el salón.

- Además no podré irme mientras estés en la puerta, no quiero arriesgarme a que me hagas pedazos-

Esa amenaza del otro había sonado ciertamente vacía y sin bases, pero bueno, las sorpresas eran demasiadas en aquel internado y no quería enterarse por las malas que el chico no era tan débil como parecía.