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En las cocinas *privado*

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Mensaje por Alexander Wolfgang Jue Abr 09, 2009 11:30 pm

-sus cabellos blancos caian sobre su cuerpo atenuando su figura, debilmente el destello de blancos, de grises, y del rubio inmaculado que tenia el hombre parecia ser la partitura perfecta para una noche de locura y redencion, su cuerpo cubierto por un camison, un tanto afeminado y unos pantalones largos, eran su unico atuendo, habia salido por la noche y procuraba que el ruido no despertara a nadie, observo un tanto agitado hacia la puerta, solo unos instantes..estaba haciendo la mezcla para un pastel de chocolate, sus labios se habian manchado, pero fueron limpiados en un abrir y cerrar de ojos..-¿q-quien esta ahi? -murmuro cuando dirigio al fin la mirada a donde habia estado el ruido o al menos los pasos que habia sentido-
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Mensaje por Arthur Jue Abr 09, 2009 11:52 pm

Hambre. Tenía hambre. El camino de los cuartos del personal hasta la cocina jamás se le había hecho tan largo, iba arrastrando los pies, dando tumbos por los pasillos dado a su deplorabe y famelico estado. Comer. Necesitaba comer. Tanta había sido su necesidad por abandonar en el cuarto y dirigirse hacía las instalaciones dónde podía prepararse algún manjar que, extraño en él, siquiera había reparado en su atuendo; Portaba una camisa blanca de aspecto viejo, mientras que sus pantalones consistían en unos largos de rombos uniformes. El cabello se veía, por otro lado, totalmente desperdigado, y aunque lo tenía sujeto a una cola alta, le llegaba por la altura de las nalgas.

Logró entrar a las cocinas, pero una tenue luz le hizo dirigir su atención hacía el lugar. Allí había alguien. En el caso que se tratase de un alumno se limitaría a repotarlo a su dormitorio y dar parte a Rossiel, no estaba con ganas de arremeter nuevamente contra algún desvalido. Sin embargo y para su sorpresa dio con alguien a quién conocía a duras penas de vista. Frunció ligeramente los labios y aunque no se fijó en el atuendo del conocido profesor de inglés, si reparó en lo que traía entre manos, un dulce que se le hizo totalmente apetitoso, algo que hizo que sus tripas estallasen en sonidos de auxilio.

- Quiero eso. – Señaló con la mirada lo preparado. No se molestó en presentarse, disculparse o pedir permiso. Orden directa y vocalizada correctamente. No había razón de más.
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Mensaje por Alexander Wolfgang Vie Abr 10, 2009 12:07 am

-parpadeo algo confuso, la situacion en realidad era algo divertida no lo negaria mucho menos se atreveria a hacerlo, coloco una mano sobre sus labios sin darse cuenta que era la misma mano que estaba manchada, por lo que mantenia una calida apariencia asintiendo casi con dulzura- por favor..permitame..

-expandio la salsa de chocolate sobre el pastel que habia preparado, se habia esmerado en hacerlo y claro estaba no se lo iba a comer el todo solo, por lo que partio un trozo realmente generoso y con un tenedor lo coloco al lado del hombre, al principio no se habia fijado en su aspecto fisico pero realmente era hermoso, atractivo, aunque se parecian en "algo" el aspecto, arthur era mas masculino de eso no dudaba..parpadeo, de nuevo, hechando por tierra todos esos pensamientos para sonreir y luego dedicarse a fregar lo que habia ensuciado ademas de mojar su rostro cerrando los ojos- mhg..

-colocando dos taburetes, uno para el hombre y otro para el propio profesor, partio un trozo mas pequeño casi minusculo para el mismo, y asi probar como quien dice su obra, los cabellos rondaban por su mejilla y por su cuello ademas de su espalda, a menudo era un incordio tenerlos sueltos, y tan largos...enterro el dedo en el trozo que habia partido, metiendolo en los labios-
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Mensaje por Arthur Vie Abr 10, 2009 12:30 am

Se tentó en ir en su dirección cuando los torpes gestos del profesor hicieron que su rostro quedase embadurnado por una fina capa de chocolate. ¿Qué importaba si tomaba el dulce de un plato o directamente del rostro del cocinero en cuestión?. Poco tiempo más se permitió en divagar sobre la posibilidad de lanzarse cual lobo hambriento contra el rostro del mayor, puesto que al darse cuenta, su cordero le extendía la comida sin pedir explicación alguna. Aquel debía ser el profesor con menos carácter de toda la escuela. Sus rasgos afeminados, en parte, ya lo inculpaban de dicho y acertado pensamiento.

Eran parecidos. Cómo si el cuerpo de Alexander hubiese estado esculpido en el mismo molde que el suyo. El uno con rasgos más afeminados que el otro, pero iguales en su forma. Eran detalles menores aquellos, pues realmente tenía hambre y saciarla dependía del sabor del dulce entregado. Por suerte, éste tenía mejor sabor de lo realmente esperado. Tras un par de mordiscos pudo corroborar la buena mano de Alex para la cocina, más, su mirada se postró en los finos movimientos del peli-largo, casi embalsamándose en estos.

El ver cómo se introducía el dedo untado en chocolate dentro de los labios sintió la necesidad de lamer algo y el castigado fue un trozo de pastel que seguían sujetando sus dedos. Sin embargo, el empalagoso dulce seguramente no podría ni compararse a la textura de la piel humana. Con cuidado, depositó el dulce sobre el platillo que le había sido otorgado y sin retirar en ningún momento la mirada del otro, sonrió con lascivia. Algo que agradeció el hecho de que la luz fuera tenue y casi inexistente. – Sabe delicioso. – Obviamente, estaba claro a que se refería, sin embargo, su mirada estaba adherida al movimiento de los labios contrarios, fijándose hasta en el más mínimo detalle de sus gestos. - No obstante...- Se inclinó lentamente hacía el otro maestro, quedando semi-recargado sobre la mesa, intimidándole con la escasez de distancia. - Me gustaría provarlo con otra textura. -
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Mensaje por Alexander Wolfgang Vie Abr 10, 2009 8:29 am

-no presto demasiada atención a lo que estaba haciendo, con el dedo a pesar de hacer tenedores, los dedos le servían para notar el endiablado sabor del chocolate que envolvia su lengua y la cavidad bucal del profesor...dirigió su mirada hacia la contraria, al parecer disfrutaba de la comida, sus acciones parecian indicarlo aun si bien, ahora pensaba que habia llegado con hambre y con la susodicha hambruna, todo alimento era en exceso delicioso, mantuvo la formalidad aún mediando el hecho de que sus dedos fueran sus leales compañeros, le gustaba lo que habia preparado, sería el dueño de los dulces como siguiera por ese camino- ¿en verdad le gusto?

-la voz del rubio nunca sobrepasaba un límite, ni cuando gritaba profería de sus labios algun grito o palabra mas alta que la otra, no negaría que algun momento llegaría en que su paciencia se viese hecha trizas, y solo la voz alta o el grito pudieran solucionar algo..coloco mientras las manos sobre su cabello..en un gesto distraido cerro los ojos..aun cuando gusto iba a abrirlos, el aliento de su compañero, asi como la cercanía, el calor que desprendía, obligó a sus ojos a abrirse..al principio no se hecho hacia atrás, sino que la inocencia de sus ojos parecía indicar que no sabía de que textura indicaba, podríamos llamar a ese "despiste" curiosidad- ¿cual textura?..creo haber hecho todo bien pero..aun no se..no conozco del todo los alimentos

-algo cohibido sus gafas cayeron unos centimetros bajo su nariz mostrando el verdadero color claro de sus ojos, su mirada continuaba sobre la de arthur, bajó la mirada un poco cubriendo de halagos el suelo, para despues poder subirla..observando los labios del pelinegro, no..no estaba bien- s-si me disculpa creo que tenía algun que otro dulce guardado...-con algo de premura coloco los indices en el pecho de arthur haciendo la fuerza adecuada para poder apartarlo aun cuando fueran unos centimetros, su flexibilidad era notable, ya que al "escapar" coloco las manos sobre su cintura y sobre los cabellos que tan largos caian hasta sus caderas siendo como siempre decía a menudo algo demasiado torpe aun cuando se vieran realmente cuidados y con el tacto sedoso-
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Mensaje por Arthur Vie Abr 10, 2009 11:28 am

Observó con afán conquistador todos los gestos de aquel de aquel que parecía sin lugar a dudas el profesor más tímido de cuantos habían en la escuela. Por lo general el recinto estaba atestado de maestros sin escrúpulos que poco o nada les importaba realmente la seguridad y bienestar de los niños, sin embargo y no más lejos de la realidad, ése parecía un hombre totalmente opuesto al resto de los que allí se congregaban.

Sonrió de manera amplia cuando la curiosa inocencia del pelilargo que tenía delante se hizo más que latente en sus palabras. – Vamos, usted tendrá unos años profesor... - ¿Veinte?. Debían tener más o menos la misma edad. ¿Quizás el otro fuera unos meses mayor? ¿Menor?. Daba igual. La edad no era algo que influyera en los actos del bajo mundo, por ende, tampoco en los del terreno sexual. Bien serían sus modales, sus denotables rasgos femeninos o el hecho de que fuese distinto al resto, quería poseerlo. Allí y ahora. ¿Qué excusa podía tener? Oh... Si. Bendito afrodisíaco del chocolate.

Cuando fue empujado hacía atrás sus labios formaron una mueca disconforme, más, acató el gesto y se hizo hacía atrás. Regla número uno para el depredador vampiro; Hacer que la victima se sienta confiada. No era que él fuera uno de los bebedores de la noche, pero sus tácticas eran por demás infalibles. Bien. Cuando el maestro quedó en pie imitó su gesto y con sigilo, caminó hacía él.

No fue para nada delicado en cuanto a sus movimientos se refería. Presionó con descaro la cadera contra el voluptuoso trasero de aquel cuyas hebras estaban esparcidas por todo el largo de la espalda y sus manos se aseguraron de sostener las muñecas del otro para, aún y pese a estar aferrado a su espalda, evitar el que pudiese sujetar algo con lo que blandir batalla. Alzó la unión de ambas manos, presionándolas contra la encimera mientras su rostro se abría espacio en el cuello del casi desconocido profesor de inglés. - ¿Dónde tiene ése dulce, querido?
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Mensaje por Alexander Wolfgang Vie Abr 10, 2009 12:21 pm

tengo mis años..-murmuro callado cuando mantenia su cuerpo algo alejado del contrario, su rostro era sumiso indicaba siempre la misma dulzura y calidez que la que podria mostrar algunos niños, habia crecido en un ambiente refinado, de delicados secretos como asi alejado de aquellos asuntos del fugaz agobio de las sabanas, los cabellos caian como una cascada de fugaces hebras que caian por la espalda, las coloco tras el hombro justo antes de que un ahogado y ronco quejido saliera de sus labios al intruso que moldeaba sus nalgas de una forma tan poco adecuada, las caderas de alexander se habian alzado unos centimetros, los suficientes como para saber que aquel acercamiento no estaba bien- q-que hace..n-no..pare por favor

-estaba acorralado, por mas que movia sus muñecas estas hacian todo lo contrario, pocos fueron los movimientos que pudo hacer antes de sentir el nuevo golpe de de su espalda y sus manos elevadas, daban vista del cuerpo afeminado del profesor, sus cintura, su vientre expuesto unos centimetros, su torso niveo no estaba demasiado expuesto pero si la forma del propio, por la respiracion agitada que mantenia sus labios entreabiertos- el cuello no, ni se le ocurraen el cuello- su talon de aquiles habia sido descubierto ¿porque? no sabia porque tenia una piel tan sensible y ante todo el hecho de sentir que su cuerpo estaba subiendo por la temperatura corporal, sus ojos miraron hacia otro lado incapaces de continuar con la mirada, mientras sus caderas se alzaban creando aquella curva parecida a los felinos, observando con la mirada en el frigorifico- lo..oculte de los alumnos para..hecharle un poco de chocolate..

-susurro debilmente cuando continuaba moviendo las manos con firmeza cerrando los ojos segun podia observar como sus intentos no eran mas que vanas fortalezas y continuaba moviendose con un poco mas de firmeza, hasta que separo un poco sus muñecas lo justo para empezar a moverse algo mas violento, el hecho de que estuviera en la zona de cuello indicaba peligro y odiaba ese tipo de peligro, en el orfanato siempre le llamaban pecado y aunque no negaba las sensaciones lascivas que su cuerpo interpretaba la mente del profesor siempre seguia inconscientemente luchando por que pasare-
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Mensaje por Arthur Vie Abr 10, 2009 6:17 pm

Respiró de manera más que entrecortada contra aquello en lo que se hubo acomodado; El cuello del profesor adyacente. Pese a la rotunda negación que se le fue otorgada cuando merodeó por la zona poco o nada consiguió el otro que se apartarse. Quería estar allí, por lo tanto, allí estaría. Realmente creía que el cuello era por excelencia el punto prohibido de las mujeres, mientras que en los hombres solía ser el oído... Fallo de cálculos esta vez. No importaba, de todos modos, mejor; Había llegado con mayor brevedad acudir a la zona dónde despertaría bajos instintos. Abrió los labios con parsimonia u aumentó el roce de su calidez contra esa dulce piel. No hacía falta embadurnarla de ninguna sustancia, sabía dulce por cuenta propia. – Ahora no me apetece. – Susurró divertido, pues en ése momento reparó en el gesto de carácter felino otorgado por el de largas hebras, algo que le hizo reír quedamente.

Risa que se disipó tan repentinamente cómo afloró. Los roces que siguieron al forcejeo no le gustaron en lo más mínimo. En eso, apretó las manos entorno a las muñecas conseguidas anteriormente, obligándole a seguir sometido a él. – No intente nada raro, profesor. – Su tono cambió cómo la noche a la mañana. Si había algo que realmente odiaba eran que las personas se pasaran de lista. Oh, no. Eso no lo permitiría.

La respiración agitada del otro le indicaba que estaba resistiéndose por mero... ¿Compromiso, tal vez?. Abrió los labios de par en par y presionó su abierta comisura contra la suave y descubierta piel de aquel que prácticamente estaba en camisón. Succionó gran parte de aquella blanquecina, sonriente y satisfecho con lo conseguido. Si con sólo respirarla ya se podía uno embadurnar de la dulzura, rozándola directamente con las papilas gustativas era algo totalmente excitante. Su lengua trazó expertas formas circulares sobre la piel que seguía adherida a sus labios. inconscientemente, buscó nuevamente contacto con la cadera del maestro y llegó a alzar la propia para que su pelvis volviera a retomar el contacto con el trasero que había abandonado su posición. Y lo logró, arrancandole un nuevo jadeo.
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Mensaje por Alexander Wolfgang Vie Abr 10, 2009 7:06 pm

-sus sentimientos jugaban a lo prohibido, a como siempre le habian negado, el pecado, los roces que sustentaba su cuello sonrojaban la piel de los hombros, ahora disimuladamente escondida, como sus mejillas, sus gafas estaban a punto de resbalarse, odiaba que le mirasen a los ojos como ahora odiaba la situacion de debilidad en la que se encontraban..parecia mentira, ya que el tenia dos puntos debiles, tanto el masculino como el femenino a cada cual mas tortuoso para el hombre, los cabellos se habian afirmado a su cadera como si estuvieran protegiendo vanamente la mencionada- a-ahmg..

-un gruñido ronco de dolor salia por su boca cuando sus gafas al fin se habian caido, sus ojos, claros,casi podria decirse grises, estaban ahora sin ningun molesto cristal, alexander podia ver perfectamente pero en esos momentos no habia señal alguna que le indicase, que "eso le agradara" algunashebras se volvieron contra su rostro, mostrando tan solo la zona de sus labios, como si al hacerlo, su simisión diera la señal de llamarle docil o de recibir dicho nombre, continuo con los movimientos de las muñecas, pero dio una cosa por hecha, y era sencillamente que habia perdido la batalla-mhg..

-continuaba oponiendo resistencia, cerro los ojos de nuevo apretandolos, aquella succion sabia que dejaria marca, de piel delicada, facciones que estaban moldeadas directamente como una muñeca oriental de porcelana, abrio de nuevo los ojos a la manera tan "impura" con la que sus gluteos habian vuelto a sentir la insana saciedad de los dedos de arthur, de nuevo se opuso con movimientos que aun asi, aparentaban mas sensualidad de la que se pretendia..coloco la frente cercana a la pared cuando se mordio los labios, sintiendo que su cuerpo respondia...pero su mente, realmente se quedaba en un estado de pura blanquecinidad, de nuevo las caderas habian subido, en un estado felino propio de las mujeres, pero que, siempre usaba cuando algo se acercba a su cuerpo, como si "erizase su cuerpo" anque no era mas que na barrera un tanto negativa, y aque favorecia al tacto contra la pelvis del contrario obligando a bajar la mirada cuando jadeo debilmente-
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Mensaje por Arthur Vie Abr 10, 2009 7:44 pm

Cuando el sonido de algo caer le hizo volver a su tan arraigada realidad miró en dirección a los lentes caídos, parecían no estar rotos. Mucho mejor así, de hecho, pues, cuando diese la vuelta a su sometido (Si es que realmente cabía la posibilidad de hacerlo) podría perderse en aquellos ojos de los cuales siquiera sabía el color. Entendía, por lo que anteriormente había logrado vislumbrar que eran de un azul apagado ¿Grises tal vez?. Quizá ni por asomo eran cómo él creía. Entre tanto, prefería seguir degustando de aquella piel a la cual el largo cabello del otro le dejaba acceder. Su boca prosiguió inspeccionando cuanto deseaba, dejando pequeños círculos enrojecidos que dada a la delicadez de esa piel, terminarían por ser meras manchas de color morado que tardarían en irse. Proclamando así ése cuello cómo algo personal, aunque quizás y de manera segura, el director se molestase en demasía por aquello.

La posición otorgada por el gatito le facilitó de manera abrumadora el acceder a la zona que requería, pues no tenía más que mover la cadera para ejercer un roce severo y oportuno a la zona a tratar. Pudiera ser que su trasero no fuera demasiado voluminoso, pero su forma y redondez eran las perfectas aún y por encima de la ropa, algo que seguramente muchas mujeres de a pie hubiesen envidiado de aquel que pronto sucumbiría a él; Quisiera o no. Aun que realmente entendía que Alexander se había rendido al placer que aún estaba por llegar.

- Hacerlo así de lento es aburrido. – Subió las lamidas hacía el oído ajeno y entre apenas dos de sus dientes atrapó el tierno lóbulo del otro, mordisqueándolo hasta la saciedad mientras procuraba quedar mejor incrustado en la zona que anteriormente hubo buscado con casi desesperación. – Voy a soltarte las manos... – Habló lento, cómo si estuviese explicándole algo realmente complicado de entender. - ... Si haces cualquier gesto, te haré daño. – Y no, no se refería a estocarle de un solo arrebato u a darle un par de bofetadas. Su tono de por si ya dejó claro a que se refería. Allí bien podía suministrarse de cuchillos o cualquier arma afilada, por lo que, por el bien del de cabellos largos, esperaba que hubiese captado la advertencia. Cuando lo consideró soltó las muñecas contrarias y aprovechó tener las manos libres para acariciarle sin ningún tipo de pudor las caderas, presionandole las mismas contra lo suyo. – Muevete. -
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Mensaje por Alexander Wolfgang Sáb Abr 11, 2009 8:41 am

-el pecho subia y bajaba, habia ocultado su rostro de la visión de Arthur mientras sus dedos continuaban ejerciendo una presión digna y delicada aunque lo bastante sumisa y dócil para que no apretara mas de lo normal, considerando que preferia guardar ese encuentro en secreto, continuo con los ojos cerrados mostrando el lobulo de su oido, o mejor dicho, sentia que en el momento que su oido fue recubierto entre el humedo camino, algo doloroso por los dientes y las mordidas hizo alarde, no obstante de la sensibilidad intentando ocultar su rostro o al menos su oido en el brazo derecho, al estar alzado no tenía mas remedio que esconderlo de esa manera, continuaba con la respiración agitada, sus caderas se visualizaban ademas de poseer el brillo femenino, podria decirse que la firmeza masculina tambien estaba de su lado, aunque no tanto como para competir con la fuerza de Arthur, quien a pesar del aspecto, parecido al suyo propio, era más fuerte, aun no habia usado toda la fuerza que poseía, pero le faltaría siempre una cosa, las ganas de hacer daño, ya que por mucho que escapara no le podría hacer daño, habia estudiado medicina que demonios, por eso tampoco podia hacer alarde de su “fisico”- …esta bien

-cerro los ojos cuando habia prometido que iba a soltar sus manos, afirmo de nuevo su mejilla enrojecida contra la frialdad de donde estaba apoyado, observando de reojo los ojos de Arthur mostraba un aspecto parecido al de un felino acorralado, sus cabellos solo cubrieron sus labios y su nariz dejando sus ojos a la vista, ni el mismo podía descifrar el color, le molestaba que otros intentaran visualizarlo por el, tras haberle observado fijamente abrio los ojos, sorprendido cuando al fin creia que gozaba algo llamado libertad, el simple hecho de sentir la pelvis contraria, aquel agarre en las caderas que le arrancaba de su boca una ronca y debil insinuación de gemido, “muevete” fueron las palabras que le sacaron del ensimiasmiento y le obligaron a quejarse, hasta que noto la mirada y las advertencias, no era imbecil, sabia que habia innumerables armas a su alrededor y que como sabia no dudaria en usarlas, ocultando de nuevo su rostro, avergonzado se dejo acariciar, aunque en sus caderas se estaba viendo marcado la morenez de su piel, el camisón aun servia de obstaculo, cayendo el mismo sobre su hombro- ahg..n-no h-haga eso…

-cerro los ojos, con un aspecto de cohibición marco un ritmo de caderas, sinuoso, seductor, la cintura parecía obedecer en cierto modo, hasta que las manos se apoyaban con las palmas abiertas en aquella zona, la presion que su cuerpo ejercia en las mismas, hacia una curva mas firme, las caderas al fin se movian, rozandose continuadamente contra la pelvis, algunas respiraciones agitadas volvían los movimientos torpes, algo bruscos, considerando que aunque tenia su edad, era completamente virgen, por lo que continuaba moviendose, hasta que en un movimiento alzo sus talones para realizar una postura más comoda, su frente se habia afirmado a la frialdad y al fin, habiendo encontrado la “zona más placentera” sus gluteos chocaban incesantes ante la virilidad de aquel hombre, aunque continuamente con los ojos apretados tragando difícilmente-
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Mensaje por Arthur Sáb Abr 11, 2009 12:22 pm

Su respiración pareció blandirse en una lucha desesperada por conseguir aire, y en el modo en el que estaba intentando agarrar el oxigeno, sin lugar a dudas iba en clara desventaja. La presión, el modo y por descontado el ritmo interpuesto por las no tan amplias caderas masculinas de su oponente estaban dejándole en un mar de sensaciones de exquisito acabado. Ciertamente sus primeros intentos, esos torpes y más bien débiles gestos le hicieron pensar en la clara y apetitosa posibilidad de obligarle en lo que vendría a ser toda la amplitud de la palabra. Tomarle y reivindicar el derecho que se había tomado con el de curvas féminas. No obstante y cómo si su mente hubiese sido leída por el otro notó una grata mejora en los gestos.

Su erección pudo así adherirse a la forma de ése trasero aún tapiado por las prendas de dormir y conforme su mirada indagaba sin control por la curvatura de la espalda ajena, aumentaba el deseo que de por si ya sentía por ése ser de pequeñas fracciones. Se decidió a también soltarle la cintura, no parecía precisar de ayuda y aunque combinaba movimientos bruscos con suaves de manera aleatoria le dejó hacer, pues se estaba sumiendo en la tortuosa sensación del placer. Sus manos fueron a dar directamente con el vientre a medio descubrir del rubio. Sus dígitos emprendieron entonces un recorrido de senderos inapropiados... inapropiados o quizás demasiado apropiados, pues, se hizo con la tela y comenzó a alzarla a modo que incluso sus pezones, aquellos ya erectos pezones quedasen erectos a su tacto.

Jadeó contra la fina piel amoratada del maestro, esa que ahora tenía todo un perfecto sendero de chupetones y marcas rojas que dejaban claro que una boca hacía hecho allí acto de presencia. Abandonó entonces la posición adoptada para rozar el cuello ajeno y gruñó quedamente cuando sus mejillas encontraron dónde poder frotarse, siento esta la espalda que tenía delante. Sus dedos hurguetearon aún sobre la anatomía del otro hasta que, cansado de tantas delicadezas, apretó las uñas contra el níveo torso masculino, obligándole con ello que se arquease aún más en su posición. – Vamos... Me tienes caliente... – Habló en un livinidoso susurro que poco le importó que fuera en un tono de carácter lascivo. – Gírate. – Su cadera comenzó con las estocadas propias de una penetración y aunque las ropas seguían interponiéndose entre ambos, trató de ganar aún más fricción. No. No podía esperar a que la lentitud del otro achacará sus nervios, no obstante..– escremento... ¡Gírate! – Él jamás fue de los que esperan y la prisa que su endurecida pieza estaba otorgándole le obligó a agarrar entre los dedos de la misma el lacio cabello del maestro y tirar con fuerza de él hacía atrás.
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Mensaje por Alexander Wolfgang Sáb Abr 11, 2009 12:40 pm

-continuaba con los movimientos algo apresurados, firmes, algunos delicados como era de esperar del hombre, y otros en cambio algo mas lentos, debiles…cerro los ojos de nuevo cuando sus cabellos volvían a manchar la ausencia de su rostro, como siempre su cuerpo parecia indicar que aquel intruso no era del todo bien recibido, con el erizamiento de su piel, claramente visible, odiaba ser tan delicado, maldijo mil veces mil la piel tan delicada de la que habia sido provisto desde que nació, su vientre, se encogió tensandose, como si hubiera recibido una caricia indeseada, seguida de aquel erizamiento no solo de aquellos vellos de su piel rubios, cortos, sino tambien de su anatomia, las manos se apretaban, mordio la tela que llegaba a rozar su rostro, tenia algo de miedo y su cuerpo reaccionaba de esa manera tan impura, la carne rosada de sus pezones no espero a mostrar su deseo, con el erizamiento,la dureza y como las aureolas de su alrededor se marcaban gratamente- no..toque ahí..detente..

-usaba algun que otro tono, jadeo ronco, gemido debil que indicaba un gruñido o un quejido de extrañas intenciones, finalmente el nuevo rozar de su camisón que caia por su cuerpo, ya que era de aquellos que cuando recibian algun tiron tan finos, se ensanchaban, caia por su hombro casi mostrando su pecho..cuando recibio otra orden, tenia miedo de observarle a los ojos por eso desobedeció la primera- s-si a-ahh v-vale

-gruño casi cuando no podia moverse del todo con el vaiven de las caderas contrarias, la ereccion que mantenia ambas anatomias juntas se habia bloqueado como una barrera, para voltearse..al hacer, la vision que dio de el fue la que cabria de esperar, cuando sostuvo las manos de Arthur para con un movimiento certero apartara un poco el cuerpo del contrario manteniendo una distancia, observo sus ojos..respirando algo agitado dejando que viera la obra y su “creación” por asi decirlo, cabellos rubios algo despeinados como una cascada, caderas y cintura agitadas mientras su slabios desprendian el fulgor propio de la saliva, los ojos observaban al “dueño” de aquella noche..sus manos se habian afirmado a ambos lados de la cabeza como si estuvieran elevadas, mientras continuaba en un corto gemido..desviando la mirada..dirigiendola hacia la creciente ereccion que parecia tener el contrario, se mordio débilmente el labio cuando sus acciones del rostro estaban semi-ocultas, por los cabellos..los cuales en un movimiento rapido se sujetaba, por el miedo de que se acercase a “estos” aunque todo era posible despues de haber oido la afirmacion de que le tenia "caliente"-que..va a hacerme...
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Mensaje por Arthur Sáb Abr 11, 2009 2:08 pm

Y allí estaba. Una fina pieza de museo expuesta a sus ordenes, deseos y antojos. Una fina muñeca de porcelana que se mostraba agitada y deseosa gracias a sus propias intervenciones. Si bien el deseo que sentía por verlo de cara le hizo alzar la voz ahora se permitió un tiempo para, con calma, observar todas y cada una de las fracciones de aquel que había elegido cómo su primera presa tras un par de semanas de abstinencia carnal. Sin lugar a dudas, la elección hubo sido la mejor en toda su potencia, ése maestro tenía un cuerpo que, aunque carecía de la rudeza de un hombre, sus finos rasgos le hacían pensar en las tan típicas muñecas de porcelana que decoraban los estantes de las mas prestigiosas tiendas; Eso era. Un trofeo. El pequeño trofeo de ésa noche. No le importó el tomarse la distancia necesaria, es más, aprovechó para que su mirada memorizase todos y cada uno de esos puntos que llenaría en arañados, mordidas y quién sabe, quizás después las cubriese en caricias de carácter tierno. Producto de sus propios pensamientos, se vio obligado a relamerse los labios y ensalivarse la reseca comisura; Ése cuerpo le perdía, muestra de ello era la evidente excitación que su pantalón de dormir siquiera podía disimular por lo empinada que la pieza en si se mostraba.

Los inocentes vocablos del maestro bordó en su semblante una retorcida mueca lujuriosa. Incluso en sus ojos se enturbió el fulgor de poseerle, cómo fuera, en ése momento. – Te gustará. – No hacía falta que le dijera exactamente a que se vería enfrentado. ¿No?. Sus manos vagaron nuevamente en dirección a la pequeña cintura adyacente y con un certero movimiento tiró lo necesario de la goma del pantalón de dormir y éste cedió, mostrando las delgadas piernas que anteriormente estuvieron escondidas. Con ello y aprovechando hábilmente la desnudez interpuesta, sujetó los contorneados muslos del rubio con cierta violencia y le alzó a modo que quedase semi sentado sobre la encimera, eso sí, con su virilidad alzada rozándose contra el camisón que ahora le permitía ver el perfecto torso que tenía delante.

Su cabeza se hizo hacía adelante y así llevó su lengua a trazar irregulares formas sobre aquella cremosa piel del hombre que tenía en frente, el sudor estaba haciendo en ése momento lo suyo, actuando de manera que la fina vestimenta que portaba se adhiera al cuerpo trémulo e inexperto del inglés. Pudo notar en su recorrido cómo sus muslos eran sin lugar a dudas más suaves de lo previsto, acarició con incluso ternura esa piel mientras su retorcida mente pensaba en la manera más oportuna de mancillarlo. De poseerlo, de despojarle de su dignidad, de arrancarle gemidos y de llevarlo a las puertas del cielo con el gozo que sabía, le otorgaría. Pronto dio con la prenda interior y en vez de arrancársela jugueteó con el elástico de ésta, haciéndola hacía atrás y soltándola para que impactase con violencia contra el plano vientre contrario. – Pídelo. Píde que te lo quite. Ruégamelo. – Su rostro se movió sin dejar de lado las lamidas y con sublime lentitud se encaró a un pezón, el mismo que mordió con crueldad.
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Mensaje por Alexander Wolfgang Dom Abr 12, 2009 12:22 pm

-su temor aumento cuando sin peros, se dedico a ver su cuerpo, se mordia los labios cuando en vanos intentos bajaba su mano una hacia su pecho y la otra intentando esconder algo de su cuerpo, la piel blanquecina así como el fino tacto que tenía la misma estaba siendo "mancillada" con pequeñas marcas así como su cintura exponia una queja silenciosa por aquel color rojizo que estaba creciendo en la misma, miro a otro lado escondiendo su rostro entre algunos mechones, que ahora creaban una especie de barrera efímera en su rostro, trago algo de saliva cuando intento detenerle del acercamiento extendiendo las manos, apretando los ojos, sin querer oir aquel pasar de la lengua sobre los labios, gesto qu ehabia hecho arthur, indicando que esta noche ya tenia su "comida" por decirlo de ese modo tan brusco...abrio los ojos de pronto, asustado, no le gustaba ese tono de voz que habia empleado, tenia miedo..parecia un tono dulce pero en el fondo sabia que hiciera lo que hiciera no podría escapar de las garras del profesor

por dios ni siquiera sabia su nombre y ahora vagaba por su cintura a la que bastantes habian mirado y habia juzgado de "femenino" a pesar de que su cuerpo como ahora estaba descubriendo pertenecía al sexo masculino, se mordio el labio inferior cuando trago y vio alarmado a sus pantalones bajar- n-no¡¡ p-pa..-no pudo acabar de hablar en sus vanos intentos por sujetarse la tela que habia caido, siendo acorralado cuando sujetaron sus muslos, eso le alarmo en gran medida moviendo su cuerpo agitado pero el golpe contra la encimera, "shockeo" en cierto modo al profesor, cuyos mechones de nuevo ocultaban su rostro juntaba las rodillas todo lo que podia cuando en un momento se habia librado de la presencia de arthur..respiraba agitado como mostraban los mechones levantarse y ajustarse a un desorden, no no queria estaba asustado queria llamar a alguien pero quien acudiria en esa noche- p-por favor para no...

-susurro calladamente cuando su mirada se veía suplicante, y cerro los ojos a las caricias que sufrian sus piernas, sus caderas mostraban aquel fino contacto como si fuera un felino, sus piernas unidas, sus muslos hasta cierto punto encondidos por el camison que caia torpemente por sus hombros..hasta que negaba, tragando de dolor, su cuerpo estaba siendo expuesto de la forma mas "impura" por decirlo así mostrando algo que no habia visto nadie, a sus 25 años alexander era todavía virgen, y eso no inauguraba nada bueno, tenía que alejarse como pudiera, pero un nuevo grito de dolor opaco el silencio que habia creado sus palabras anteriores, todo su cuerpo expuesto, su respiracion agitada- d-duele duele¡¡ -jadeo apartando la cabeza de arthur de su pezon, eso indicaba que no le dejaria tomarle con tanta facilidad, aunque un gimoteo doloroso abria sus labios, una nueva marca roja como si de un latigazo se tratase formulaba su piel, mil veces de nuevo, maldiciendo la sensibilidad de la misma, cuando se mordio los labios mirando a otro lado intentando no poner en peligro su vida...aquel hombre en verdad le daba miedo..- q-q..-no podia decirlo, tragaba dolorsamente cuando sus ojos impactaron contra su mano que se hayaba apretaba al otro lado de la encimera al lado de su cadera- q-quit-te..-atragantandose con las palabras, aun sin poder decirla cuando volvio su rostro hacia arthur abriendo los labios..-q-quite..la..por..favor..
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Mensaje por Rhaziel.Rednaxela Lun Abr 13, 2009 2:39 pm

Odiaba a los niños. Los odiaba con toda su alma. ¿Cómo había ido a parar un niño en la enfermería a esas horas de la noche?. Realmente eso no era lo primordial, lo que realmente le escamaba y enfurecía era que quién debía haber atendido a ése infante por el pacto que tenían acordado no se encontraba durmiendo en las inestables camillas de guardia. Lo encontraría, iría a por él y le demostraría que de sus turnos nadie rehuía. Pudo sin embargo imaginarse el paradero de su enfermero. Conocía sus gustos con la comida y que él recordarse, esa noche no había cenado... ¿O sí?. Daba igual. Los demases lugares del centro habían quedado descartados por lo que únicamente cabía la posibilidad de que se encontrase haciendo una visita nocturna (e inoportuna) a la cocina en cuestión.

Equipándose de su blanca y pulcra bata, dejó al niño en la camilla ya adormecido a causa de las medicinas otorgadas y con un vendaje que cubría buena parte de su pierna pudo asegurarse que no sufriría más daños por lo que salió del lugar a paso ligero, firme. Conforme se iba acercando al lugar su rostro fue tornándose mas severo. No sólo había incumplido la norma si no que, además, estaba en un lugar del colegio donde el acceso estaba prohibido a esas altas horas; No importaba. Se encargaría de darle el castigo que mereciese. Hasta ahora había sido totalmente benevolente y cuidadoso con éste, pero esa última acción... ¡Odiaba a los niños! La promesa había sido simple, le daba trabajo a cambio de cuidar cuantos criajos menores de diecisiete entrasen, y ahora, sin más, se escaqueaba de sus obligaciones. Perfiló los ojos cuando llegó a la entrada del mentado lugar y sin pensárselo, empujó la puerta con una sola mano. Tal y cómo pensó, la misma se encontraba abierta.

A sus oídos llegó como una bofetada un serial de ordenes mentadas en voz queda, las ropas moverse y un repertorio de soniditos que indicaban que allí no se estaba cociendo lo que vendría a ser un pastel. Estaban mancillando dónde preparaban los desayunos a base de deseo carnal? ¿Allí mismo?. Por fin, tras dejarse guiar por los sonidos de aquella voz que conocía sus ojos dieron en la figura de dos hombres, el uno teniendo algo más de estatura en pos al otro, pues parecía que estaba sentado sobre la encimera. Quién se encontraba algo más abajo blandía su endurecida hombría dentro de ése cuerpo, sin embargo parecía que había venido al principio pues escuchó un quejido por parte de Arthur, parecía que sin duda, el recto de Alexander era un paraje estrecho dónde se necesitaba el uso de violencia para entrar. Fuera o no eso, su sangre hirvió. Y con uso de su fuerza agarró al violador por la camisa y tiró con fuerza de éste, postrándose inmediatamente frente a su enfermero. – Revivirá noticias por parte del director. – Siquiera sabía a ciencia cierta si aquello estaba siendo contra la voluntad del de fémina figura, más, no podía consentir que las cocinas se vieran llenas del sudor de aquellos dos. Hizo un pequeño movimiento de hombros y cuando la tela se descolgó de su cuerpo cubrió el cuerpo del mancillado, pues, aunque tenía el camisón puesto tenía todo expuesto, inclusive, había podido ver su erecta hombría durante el proceso.

Una vez éste cubierto lo agarró de una muñeca y tiró rudamente hacía delante para llevárselo consigo ante la esputefacta mirada del vigilante de la escuela.
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Mensaje por Alexander Wolfgang Lun Abr 13, 2009 3:09 pm

-no podia seguir sencillamente estaba sintiendo que su cuerpo estaba siendo profanado, queria detener a arthur pero no tenia la fuerza necesaria para obligarle a alejarse, mantenia sus manos a ambos lados de la mesa en un quejido sordo cuando con gesto asombrado observo a quien habia en la puerta, ¿el? que hacia ahi...su garganta se desplomo cuando queria gritar el nombre del hombre, pero solo salio una debil pataleta cuando ocultaba su piel, el paraje enrojecido de su vientre, no, no deseaba mostrar nada de su cuerpo...se sorprendio de nuevo abriendo sus pupilas al ver el cuerpo que tan facil le habia domado por la fuerza en el suelo..¿era tan fuerte? ¿c-como diablos lo habia hecho?- r-rhaziel..

-asombrado dijo su nombre cubierto por la bata del contrario, considerando a pesar de su edad que alexander solo cubria su cuerpo con un trozo de tela, su altura, de unos 1'65 no podian revatir con la altura del medico, y aquella bata, que al fin cubria su desnudez ala cual se aferro con mas fuerza de lo conveniente, ocultaba no solo su cuerpo, sino tambien sus brazos, y hasta caian por debajo de sus pies, razhiel a quien claro esta le habia confiado todo, desde que llego al centro y hablo con el le habia dicho que odiaba a los niños de sobremanera y de ahí que alexander haciendo acopio de enfermero, su ahora segundo trabajo hubiera ofrecido su ayuda con los "adorables mocosos" como asi los llamaba, tragó debilmente en una insinuacion de debilidad y ante todo no pudo decir aquellas palabras de "gracias" porque ante la sorpresa de arthur, fue llevado pero sin esperarse la brusquedad que estaba usando una nueva marca se vería en su muñeca siendo el centro de "miradas" si no la ocultaba bien, aunque era extraña al fuerza que empleaba, aun con las manos envueltas en la tela blanca- v-voy v-voy..

-murmuro sonrojado cuando intento no mirar a arthur quien les observaba expectantes, a pesar de lso bruscos empujones consiguio abrocharse uno o dos botones de la bata, dejando desgraciadamente el comienzo de sus rodillas, completamente desnudas, como si tal aquello fuera un vestido, que se afirmase a su cuerpo, se mordio los labios al dolor que su cuerpo mantenia, llevandole las manos hacia el vientre, no duro mucho esa accion puesto que fue llevado, ya sabia a donde, a donde se iria solo escucho esa voz grave diciendo "tendrá noticias del director", la brisa y el olor caracteristico de los pasillos guiaron su olfato, pero un nuevo empujon, le afirmaba efectivamente a donde se dirigian..-


[]Continua aqui
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