El primer baile y... ¿El primer encuentro? [Privado]

Una linda jovencita de cabellos rubios se encontraba caminando por los pasillos de la escuela, cuando escucho una suave y bella melodía, que al parecer era un vals. Guiada por la curiosidad se guió por el sonido de la melodía, que le dirigió hasta la sala de teatro, al acercase hasta la puerta de esta sala, se percato de que la puerta estaba entreabierta.

A través de la pequeña apertura pudo ver a un joven, que le paresia conocido pero no podía distinguir bien desde esa distancia. Así que con mucho cuidado de no hacer ruido, ingreso a la sala y se quedo parada a un lado de la puerta. Ahora que lo veía mejor pudo reconocerlo de distintas clases que había tomado, si no se equivocaba su nombre era Minase Satou.

Se quedo en silencio observando como practicaba el joven satou. Quizás estaba practicando para el baile que va a realizarse en el salón de baile en los próximos días. Al verlo practicar, quiso ofrecerle su ayuda, ya que seria mejor si se practicaba en parejas, pero decido esperar a que notara su presencia.

El joven había detenido su baile, lo que le dio a entender que ya se había dado cuenta de la presencia de ella, y lo pudo comprobar cuando el se dirigió hacia ella, solo esperaba que no le regañara por entrar sin su consentimiento, y haberlo espiado.

Cuando se detuvo a cierta distancia de ella, le extendió la mano para invitarla a bailar, lo cual acepto con una pequeña reverencia para después decir –Será un honor-

Se dirigieron hacia el escenario, y en el se situaron en posición para bailar. Ya en varias ocasiones había tenido que bailar el vals, para fiestas que organizaban sus padres. Pero nunca antes había sentido la sensación que sintió cuando el joven Satou coloco su mano en su cintura, y con sus manos entrelazadas. Se acerco ligeramente más a él. Cuando la música comenzó a sonar, se dejo guiar por minase.

Mientras bailan se miraban a los ojos, pareciera que los ojos verde esmeralda de minase la hipnotizaran. Al escuchar el comentario que dijo el joven, se sonrojo, y al darse cuenta de esto trato ocultarlo y con voz entrecortada dijo –Muchas gracias… usted también se ve bien el día de hoy- al terminar de decir esto su rostro estaba teñido de un ligero color carmín.