El candor del deseo. *Privado*

por **Shuichi.Shindou** Jue Abr 16, 2009 8:23 pm

En el oscuro pasillo sólo se distinguía, en cuanto a sonido, el armonioso andar de dos pares de zapatos que prácticamente se desplazaban al unísono en una misma dirección, y en cuanto a imagen, una figura de delgados miembros aferrada fielmente a una que no aparentaba ser mucho mayor a esa.

Su risa nerviosa hizo eco en el desolado lugar pero con esta dejó por claro el nerviosismo que afloraba en su piel; Estaba llevando a un desconocido al cuarto que compartía con un compañero más. Eso no era problema, ser escuchado sería en realidad algo que provocaría un extraño morbo en su persona... Sus miedos residían en que, el forastero en cuestión no era alguien ajeno al centro, ni un alumno de su edad siquiera. Se trataba de un docente, un maestro. Un tierno pecado que le causaría algún estrago si alguien llegaba a enterarse.

- Aquí. – Señaló con la mirada una de las puertas. Todas iguales y diferentes al mismo tiempo... Esta en concreto tenía un bonito número 10 decorado en una placa cercana a las maderas que les impedían el total paso.

Afirmó el agarre, impidiéndole el modo que pudo avanzar. Dejando ambos cuerpos detenidos en el umbral del cuarto.

por **Sakuma-san** Jue Abr 16, 2009 8:38 pm

Venían desde la sala común, donde todos charlaban animadamente, él... recién llegado al Centro Educacional, había sido recibido por las orbes matizadas en rosa y los delgados labios que siempre disparaban cualquier comentario, tan llamativo como la pigmentación de sus hebras, sedosas cada una como si se tratara de una pluma.

Al aproximarse al ala de los dormitorios masculinos afianzó el agarre del pupilo, sintiendo el trémulo recogimiento al que éste era sometido. Sonrió internamente y apagó el cigarrillo en su propia mano para dejarlo caer en el siguiente basurero.

Muy poco pertinente era que el Director se diera cuenta de que alguien fumaba en las instalaciones que él presidía. Sonrió, daría una clase privada al pequeño chillón que se había encontrado en tan buen lugar.

Detuvieron su recorrido frente a una de las tantas puertas, algunos de los muchachos observaron a estos dos, sólo sonrió y movió el rostro mientras sus mechas verdosas acariciaban su faz. Poco faltaba para que la mirada por aquella figura contorneada, se convirtiera en sus manos sobre las nalgas y luego en ascenso surcando la piel sedosa de sus erizados pezones.

Lamió sus labios ansioso por probar aquella carne - Uhm... ya veo... - parco dijo ante el comentario del contrario.

por **Shuichi.Shindou** Jue Abr 16, 2009 8:52 pm

Ni cuenta se dio que miradas foráneas se postraban en esos dos cuerpos enlazados entre si, su mente yacía ya suficientemente ocupada en recordar dónde había metido la escurridizas llaves.

Se vio obligado a soltar el abrazo para sumergir la palma derecha en el bolsillo derecho de su pantalón y tan buen punto sus dígitos dieron con lo metalizado, sonrió cómo un niño apunto de recibir el regaño de navidad.

Mientras acechaba con la mirada el rostro del profesor introdujo a tiendas la llave en el respectivo orificio presentado por la puerta y tras un par de débiles forcejeos y retorceduras de muñeca llegó a cumplimentar lo deseado; Un chasquido indicó que la puerta se les había abierto para crear mundo que pronto llenarían en sonidos y aromas.

La zurda que aún tenía adherida a la fina cintura del peliverde hizo la presión oportuna para indicarle su ya urgido avance. Se movió débilmente para quedar frente a él e ir retrocediendo mientras el otro avanzaba y desde esa posición jugó a seducir.

Torpe en un principio se relamió los labios para dejarlos con un brillo característico sin despegar su extraña mirada de aquellos con pigmentos tan fríos cómo el hielo. Perdiéndose no mucho después en la oscuridad del lugar.

por **Sakuma-san** Jue Abr 16, 2009 9:03 pm

Así le agradaba, meciéndose nervioso, como serpiente que recorría su dorso, tratando de dar con la llave indicada, con el orificio de la puerta, mas… finalmente y para el ánimo de ambos la puerta no presentó tamaño problema, después de unos instantes ya estaba abierta, ofreciéndose la habitación, para lo que se estimara.

Resbaló aquel por su costado para detenerse justo frente a sus ojos y mirarle de manera llamativa, así mismo respondió, a sabiendas de aquella silenciosa comunicación. Así mismo… como el mocoso se presentaba, podría sugerir muchas alternativas, la más casta de todas era que deseaba ofrecerle su lecho por unas cuantas horas.

Avanzó sin que su mente cambiara de parecer, lentamente hasta que atravesó el umbral y entonces su mano sin turbar cogió la madera para azotarla y así quedar ambos a solas. Sumergidos en una pequeña esfera, un mundo que por pocas horas haría aparecer para que acogieran al muchacho.

Él, hacedor de muchos mundos crearía uno especial para agasajar a la fresa que se ofrecía en bandeja, primeramente debía mezclar los ingredientes, por lo cual encendió una lamparita que encontró antes de cerrar la puerta y sólo aquella luminiscencia bastó para localizar a su presa a quien con rápidos y felinos movimientos atrapó en una de las murallas plantando una mano en la fría superficie - … - mirada intensa que se hacía mucho más acorde a la situación una vez que se inclinara sobre el mozuelo para coger con delicadeza sus labios y así probar su deliciosa textura antes de indagar más allá.

La pelvis por otro lado, no contenta con tan sutil y apaciguada cercanía, presionó vívidamente la que tenía en frente, haciendo presente la necesidad pululante entre los dos.

por **Shuichi.Shindou** Jue Abr 16, 2009 9:24 pm

La repentina luz atolondró sus sentidos dejándolo ciego el suficiente tiempo cómo para sentirse repentinamente postrado contra uno de los despejados muros del inmueble. Iba a protestar, a quejarse por su temperamento brusco, más, el verse reflejado en las azulencas pupilas del maestro, cayó en cuenta que un desvalido conejito como él no podría escapar de las garras a las cuales había caído.

Lentitud abrumadora fue la que utilizó para rozar aquella carnosidad con la propia anteriormente humedecida.

Lo cierto era que la saliva dejada sobre sus voluptuosos labios le permitía moverse con mayor facilidad sobre aquellos que habían entrado en contacto y haciéndose con la situación se permitió a si mismo explorar la estructura y disposición de aquellos.

- P-Profe...-sor... – Ni su nombre sabía para mentarlo entre gritos. Sin embargo, consideraba que era demasiado tarde para las presentacione, así que se dejó a lo impersonal.

El primer contacto fue tan precoz cómo excitante. Pudiera ser que el baile entre ambas cinturas aún no se hubiese dado de manera intensa pero tenía ya su pieza totalmente recta y perfectamente notable bajo su arraigada ropa.

Era el aroma que envolvía al de ojos azules, era la manera casi animal de comportarse... Era algo que le hacía sentirse atraído a ése cuerpo. Sus labios eran el peor de los afrodisíacos, sabían tan dulce cómo el pecado y eran más expertos a la hora de moverse que el mismo diablo.

Añadió al gesto su propio movimiento entre temblores idóneos de un primerizo, su entrepierna agradeció el gesto por lo que de manera algo más que descarada comenzó a frotarse con el cuerpo que le tenía encarcelado contra el muro.

por **Sakuma-san** Jue Abr 16, 2009 9:54 pm

Sintiéndose complacido por aquellas orbes que demostraban cuanto el muchachito sentía recorrer por debajo de su dermis sonrió, no había más propicio día para atormentar un cuerpo que con justa descripción se hallaba virginal como un recién nacido en la hora del parto.

Llena de ilusión la mente perturbada del peliverde, animosa permitió los movimientos ágiles para correr por debajo de sus prendas. Aquel dulce aroma a fresas oradaba cada impuro pensamiento fecundo en su cuerpo, mas éste dolía, hería verle tan sonrojado, virginal como capullo. Su fragancia a éxtasis derramaba por el ambiente.

Sintió su melódica voz al muchacho gesticular y entonces no pudo más que esbozar media sonrisa para que la fuerza superior de su agarre se impusiera ante aquel que tanto le atraía y le invitaba a perpetrar de manera satisfactoria el enlace corporal – Sakuma… - inclinado, acunado en el cuenco de su cuello susurró mientras permitía a su lengua hacerse del primer bocado de su rocío que poco a poco humedecía el cuello del chico.

Incluso pensó que era el espíritu del cuerpo al cual se aferraba, eterna aspiración de llevarlo consigo hasta el mismísimo cielo y allí entrelazar fecundas almas en vehementes caricias que sabían a pasión… gozo… exaltación divina.

Los dígitos recorrieron la piel bajo la camiseta haciéndola ascender lentamente mientras su cuerpo quemaba al que tenía acorralado haciéndole gemir como un bebé hambriento. Horas de insomnio en voraz danza, mordería la duda que fructífera crecería en el corazón del que yacía preso de sus brazos.

Breve alegría, rápido goce de íntimos movimientos entre cuatro paredes en oscuridad casi total, el peliverde comenzaba a despojarle de las prendas para admirar la creación del que fue capaz.

por **Shuichi.Shindou** Vie Abr 17, 2009 2:39 pm

Todo el fino bozo que cubría de manera discreta su bajo vientre se erizó ante el primer roce de aquellos deseables dedos una vez estos se postularon bajo la camiseta haciéndole navegar por senderos llenos de lujuria; Le deseaba, y su cuerpo no escatimó en hacerlo ver al otro pues ahora su entrepierna no era lo único erguido.

Cómo el dócil corderito pereció hasta que las prendas fueron siendo desprendidas por el hombre cuya identidad se limitaba a un nombre; Sakuma.

No aguantando las ganas de unirse a los actos que conllevarían al gozo se atrevió por fin a mover las manos, lento, no obstante, dejó que sus finos dedos acariciasen por encima del ceñido pantalón masculino el trasero de quién lo potaba. No satisfecho con ello, empujó el cuerpo del mismo en su dirección provocando otro de esos roces pélvicos que le hacían exhalar con tanta fuerza que incluso llegaba a sonar ronco.

- Raro... – Y es que ni envuelto en una situación cómo aquella podía acallar cuanto pasaba por su mente. Abría y cerraba los labios cómo si con ello pudiera hacerse del aire que escaseaba en sus pulmones, con la inocencia de un niño, pero la perversión de un adolescente. - ... Allí. -

Realizó hincapié contra los roces efectuados de cadera a cadera, haciéndole notar a lo que en si se refería con los inacabados vocablos. La dureza en su anatomía era extrema, permitía incluso que la antes holgada tela se ciñese en forma y textura al bulto presentado.

por **Sakuma-san** Vie Abr 17, 2009 5:01 pm

Atrevida ciencia de la cual era consciente el mocoso, hacía uso con presteza al momento del movimiento anatómico, como serpiente adherida a las paredes se meneaba lenta, despacio como tratando de reptar por la fisonomía del más alto. Yemas cautas de cualquier rudo movimiento yacieron sobre dos botones que pronto el alzar de la vestimenta hizo evidentes, pequeñas erecciones sobresalían de la cremosa textura de la piel del pelirrosa.

Azarosa creación aquella, de mejillas caldeadas y labios hinchados susurrando incoherencias que sólo el más puro podría entender.

Con sacrílego afán y ardor incluso impuro desgarró la camiseta que llevaba el hermoso siervo atrapado por el adulto ciego de indomables impulsos que le llevaban al vejamen del menor, sí… deseaba maltratarle de formas retorcidamente placenteras.

Con sus gemidos y fulgores deseaba llenar los cielos y los mundos que crearían juntos. Y así fue como lanzó los harapos del cuerpo que aguardaba a ser mancillado.

Presionó sus dedos en las clavículas y ascendió para llegar al mentón y pellizcarlo así fue con lentamente se le acercó y con arrebato del momento jaló de su espalda baja para llevarlo consigo girando de vez en cuando por la habitación.

Dígitos trémulos escondieronse entre los mechones matizados en roza de la nuca contraria para hacer presión y que su lengua surcara cada rincón, tragando el aliento y bebiendo la saliva que el pequeño producía copiosamente. Así, emborrachados de excitación cayeron sobre la alfombra donde sus pies se hubieron enredado y el cortejo continuó, lentamente mientras despojaba a la criatura del pantalón.

por **Shuichi.Shindou** Vie Abr 17, 2009 5:42 pm

El torrencial de sensaciones obnubiló su mente a modo que el golpe otorgado contra su espalda al ambos darse caer contra el suelo le pareció una fiera caricia impartida por sus ya más que excitados sentidos.

Cual hiedra, sus piernas se hicieron espacio entre aquellas y permitió de igual manera cuantos movimientos pudiesen hacer las otras. Se despojó de los zapatos utilizando el suelo cómo ayudante principal en el cometido y cuando lo logró, deslizó uno de sus pies por el largo de la pierna derecha del que tenía encima.

La zona victima del pellizco se coloreó de un curioso pigmento rojizo pero el dolor sólo creaba adicción; Al menos, así era en esa situación.

Estiró su pierna mientras se vestía en gemidos y ése movimiento provocó que la planta del pie que aún deambulaba por el terreno ajeno rozase con mayor pretensión el cuerpo contrario. – No... seas tan... – El beso le ahogaba, en cierto modo, lo hacía la ansiedad impartida por la boca de aquel cuyas manos estaban desnudándole.

Con la saliva de ambos vertida sobre todo su mentón arqueó débilmente la nuca para así, no sólo tomar aire, si no también apoyarse sobre la dejada mano en sus hebras ahora alborotadas.

Quejándose pero, alzó la cadera para que el de las manos habilidosas tuviera mayor facilidad para quitarle los pantalones mientras que sus manos ascendían desde las contorneadas nalgas hasta la firme espalda de su iniciador al sexo. Postuladas allí, recorrió por encima de la camisa ajena lo que pudo bien distinguir cómo la su columna; Él se encargaría de la ternura mientras dejaría que el otro impartiera su criterio en la cama.

por **Sakuma-san** Sáb Abr 18, 2009 4:15 pm

Al sentir la prisión de las piernas contrarias curvó la espalda mientras se alzaba separándose del cuerpo del muchacho. Como le miraba… le provocaba desarmarlo, cada extremidad separada del tronco mientras él hacía de sus ganas algo efímero. Entrando y saliendo del muchacho en agonía. Dulce melodía la de sus gemidos permitía que él se moviera despacito… en la parte baja, aún sin deshacerse de vestimenta alguna.

Y en incesante danza pélvica para con el contrario le permitió deslizar sus pequeño dígitos por la espalda, que no ten imponente se presentaba bajo la custodia de la tela sedosa de una camisa. Poco a poco desprendió cada uno de los botones que obligaban a la prenda asirse a su figura, dejando que ésta se deslizara por sus hombros y brazos hasta aposentarse silenciosamente en el suelo, rozando las nalgas del muchacho.

Nuevamente, se inclinaba permitiendo a sus labios tomar por asalto la nívea piel del contrario, en movimientos cadenciosos y húmedos debido a la lengua que barría los pequeños pezones crispados por el calor que ambas anatomías emitían.

En aquellas horas, en que gentil y apasionado iba en busca de los pantalones contrarios, sus dientes chocaron con el cierre y tomó con cuidado el zipper deslizándolo hasta la parte más baja de la ingle. La pequeña nariz codiciosa absorbió los humores del pelirrosa mientras la lengua lo hacía del sabor impregnado en la tela del calzoncillo.

De pronto y con estrépito los pantalones del más joven se deslizaron por las contorneadas piernas – Shhh… sólo gime… gime por tu infausta suerte – susurró mientras mordía su miembro azaroso aún cubierto por la diminuta prenda.

Sonreía con las orbes centelleando cuando sentía como su nariz silenciosa se acomodaba de a poco bajo la prenda y se acomodaba entre la “maleza” de vellos pelirrosas. El resoplido de las fosas nasales hacían entrever cuánto agrado encontraba en la presa ansiada.

por **Shuichi.Shindou** Sáb Abr 18, 2009 6:58 pm

Sus bochas se abrieron hasta el límite de su forma cuando la boca de aquel a quién apenas conocía se postró sobre su entrepierna sin ningún tipo de preámbulos. De todos modos, no los necesitaba; Lo anterior ya fue más que suficiente para despertar sus bajos instintos.

Se arqueó sobre si mismo, haciéndolo con tal brusquedad y fiereza que incluso los huesos de su espalda chasquearon ante el inesperado movimiento. Era culpa de esa boca. Recuperó poco después la compostura entre febriles jadeos, quedando su espalda llanamente postrada contra la frialdad presente en la alfombra. ¿O sería que su cuerpo estaba ya demasiado caliente?.

Intentó por todos los medios no mostrarse excitado, pero... Era humano, uno con más sensibilidad que cualquiera en aquella zona que estaba siendo atacada por la boca del ajeno, sus ojos se entrecerraron, incapaz de seguir con los mismos abiertos ante tales dosis de atención, por lo que ahora apenas fue perceptible un leve resquicio de ojos amatistas que brillaban de manera lujuriosa.

Lento. Sakuma iba demasiado lento, la paciencia nunca fue fruto de su árbol y por ende, los suaves roces que el profesor dejaba regados de manera insinuante sobre su vello dejaban mucho que desear a su ansiedad. Deseos de ingresar aquella hinchada excitación en las paredes bocales del personaje que tenía deambulando por la baja zona era lo que sentía, no obstante y obediente al dictamen impartido por el otro, se limitó a tras profanar extraños y retorcidos suspiros, gemir de manera constante.

- S-sa...A-ah..-ku...-ma.... – Soltó un medio jadeo, moviendo la cabeza en consecuencia de un lado a otro. Se permitió devorar, temblando entero cuando las tambaleantes caricias de se hicieron aún persistentes. – O-oh... – Volvió a gemir, provocando esta vez que su cintura se permitiese el lujo de dar una sacudida hacía esos labios que atendían su zona.

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