Primera Clase de Teatro - Todos los Grados.

Las clases ya habían empezado, y la primera a la que debía ir era la de teatro. La clase le causaba cierta emoción, en el pasado había ido a varios espectáculos teatrales, y ahora le era posible saber más sobre el.

Al ingresar al salón de clases, vio que el profesor se encontraba dormido, y a un joven que se acercaba a él. Ignorando esto me dirigí en silencio hacia uno de los sitios que se encontraban vacíos, y tras sentarme dirigí mi vista hacia el escritorio del profesor.

Ahí vi que el joven se paro cerca de el y gritando dijo buenos días profesor. No pude evitar reírme por ello, pero no por eso aprobaba que lo haya hecho, pero tampoco aprobaba que el profesor estuviera durmiendo.

Tras sentarse en la banca se acomodo en el, poniendo la mochila/bolso que llevaba en la espaldad en su regazo. Para después estar quieta y en silencio esperando que la clase empezara.

Poco después de que ella ingresara al salón, entro un joven que al parecer era muy respetuoso. Aquel joven se sentó en un asiento libre que se encontraba al lado de ella. Y a pesar de notar que el joven le veía de vez en cuando, pensó en hablarle, pero al ver que aparto su vista de ella, decidió no hacerlo.

Y como parecía que la clase no empezaría pronto, considero que lo mejor para distraerse un poco era leer, así que saco de su bolso un pequeño libro titulado “SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO”. Y tranquilamente se puso a leer.

Cuando estaba por leer su preciado libro, noto como el joven que le había estado viendo disimuladamente hasta hace poco le dirigía la palabra. Al parecer estaba algo nervioso, y apenado, quizás por su acción pasada, pero ello le daba una apariencia algo tierna. Así que dejo a un lado su libro para hablar con aquel joven.

Con una dulce sonrisa en los labios dijo –Mucho gusto, yo también soy nueva en el colegio. Mi nombre es…- la joven se vio interrumpida por la voz del profesor. A quien al parecer no le había gustado que estuviéramos conversando.

El profesor les acababa de pedir que representaran una de las escenas de romeo y Julieta. Esa era una de sus obras favoritas, a pesar de que tenía un final trágico, el amor que ambos se mostraban era muy hermoso.

Con sutileza se levanto de su asiento, para después ver al joven Satou y con una sonrisa decirle –¿Vamos?…-

Algo nerviosa se dirigió al frente de la clase, solo esperaba los nervios no le fuesen a traicionar, y dirigiéndose ahí, pensaba en lo que diría. La confesión de amor se llevaba acabo en la escena del balcón… lo sabia de memoria, aunque no sabía cuanto sabría su compañero sobre la obra, así que lo dejo empezar primero, para así no tener ningún percance. Se alejo unos pasos de él, y lo miro esperando que actuara.

Los diálogos que digo le dejaron impresionada, aunque no era el dialogo original de la obra, aquel dialogo demostraba algo que no sabría distinguir bien. Con las líneas que dijo podría guiarse y así seguir con la actuación. En un principio pensó en decir las líneas tal y como estaban, pero cambio de parecer. Después de todo, no estaba mal improvisar un poco… siempre y cuando la historia no perdiera su esencia principal.

–¿Cómo llegaste aquí? Los muros son muy altos y difíciles de trepar.- dice mientras se acerca a él viéndole directo a los ojos –La muerte te amenaza viniendo acá, siendo tu quien eres… un Capuleto. Daría el mundo entero por que los hombres de mi casa no te hallaran. Dime… ¿que es lo que te guio hasta aquí?- desvía su mirada del rostro del joven –Como vez el velo de la noche cubre mi rostro, sino podrías ver el rubor de virgen que pintan mis mejillas, por todas las palabras que te oí decir.-

Sin haberse dado cuenta las mejillas de Hikari realmente estaban teñidas de un ligero carmín. Quizás por los nervios, por estar actuando frente a todos sus compañeros. Y su corazón latía fuertemente.