El Duermevela - libre -

¿Qué sueño?- pensó cierto joven de plateados cabellos, mientras corría hacia delante la bandeja de almuerzo que ya se había terminado, había estado un tanto inapetente esos días, aunque se obligaba a comer, sabía perfectamente que su cuerpo ocupaba “demasiada energía”.

Pero el cansancio corporal era otra historia, ocupaba cada momento del día en que podía cerrar los ojos, las clases en donde los profesores no le prestaban mucha atención, los recesos, incluido parte del almuerzo, por su experiencia sabía que cualquier lugar era apto para dormir unos minutos: trenes, aviones, incluso una mesa. Y era la mesa vacía que había ocupado para almorzar, la que en esos instantes apoyaba sus brazos que hacían de almohada para su alba cabeza.

Sabía que debía reconsiderarlo, incluso en duermevela era conciente, de que cada vez se asemejaba más a un vampiro o un fantasma, ya era hilarante cuan nocturnos se habían vuelto sus hábitos… no importaría si siguiera con su vida de cantante de rock… pero en esos momentos se encontraba en un internado.

Alzó su rostro, con aquellos pesados parpados al sentir que alguien le hablaba, era solo un susurro lejano pero sentía que debía responder, mientras tanto intentaba abrir sus ojos celestes para poder enfocar a su alrededor.

Sintió que le movían, y le costo una gran batalla salir de ese estado, removiéndose lentamente, con las hebras de plata líquida que era su cabellera cayéndole por el rostro, intentando dejarlo en su lugar con unos movimientos demasiado lentos. Girando su rostro alrededor para ubicarse en donde estaba, pero más que lo que vio borrosamente, fue el olor a comida lo que lo hizo recordar que se encontraba en el comedor.

- ¿ah? – fue lo primero que mascullo con los ojos adormilados, con los parpados semiabiertos, se sentían tan pesados… trató de enfocar a aquel chico, distinguiendo primero los rasgos generales de este, como el color de cabello y de piel, que fue lo que primero capto.

Pasaron varios segundos hasta que su cerebro pudo descifrar las palabras del chico para darle un significado, y sumado a la expresión que poco a poco iba descifrando en ese agradable rostro, el que le hablaba de preocupación, pudo comprender la apariencia que mostraba.

- Descuida…- dijo con voz aún perezosa, mientras frotaba un poco su cara para despertar- estoy bien… no estoy enfermo ni nada parecido- completo para tranquilizar un poco al chico.

Finalizo el proceso de desperezarse extendiendo los brazos hacia arriba descaradamente, en toda su larga longitud, elongando los músculos unos instantes, con una placentera sensación de haberse liberado de parte del cansancio, miro mejor al muchachito. Un menor claramente, bastante lindo… y gentil por la manera en que se expresaba.

- Si lo dices por que estoy muy pálido… descuida, es mi tono natural de piel- dijo sonriendo mientras dejaba descansar su cara en su propio puño, que le servía de soporte. Evaluando aquella voz… era buena, seguramente seria del tipo de niño cantor…

Lo miro detenidamente en silencio al notar aquella pregunta implícita, se limito a sacudir la cabeza, no le tomaba mucha atención a la atención que estaba recibiendo, ya que estaba acostumbrado a tenerla, pero si se fijaba en las buenas intenciones del chico.

- Cuando no se ha podido dormir bien… bueno cualquier lugar mínimamente cómodo sirve- respondió por consideración más que por obligación.

Sonrió ante la confirmación de su premisa, después de todo había conocido gente tan poco adaptable, que eso les sonaba a disparate. Pero la frase que recibió a continuación hicieron que una mueca sorprendida apareciera en su andrógino rostro, dejándolo un par de segundos sin decir nada, pero luego una profunda riza salio de su garganta, grave y resonante, divertida sin ser burlesca.

- ¿No crees que eso suena un poco exagerado?- repuso cuando ya se hubo calmado- o sea, según tú es más lógico pensar que me envenenaron o me intoxique con la comida, antes de simplemente tener sueño- señalo mirándolo con curiosidad. – que particular eres…- dijo tranquilamente, dirigiéndole una encantadora expresión de condescendencia.

Asintió extendiendo su marfileña mano de largos dedos para estrechar la del menor.

- Hayashi Yoru.

Un leve rubor tiño sus mejillas y su ceño se frunció con oir las carcajadas del acompañante y desvió la mirada en forma bastante infantil. Hum... Sus mejilals infladas fueron poco a poco bajando hasta que se estabilizó, aunque el rubor aún seguía levemente.

Alzó su mano a estrecharse con la de Yoru y le dió un suave apreton para luego soltarla y dejarla encima d ela mesa. No sabía bien que decir ahora, pues en si, estaba algo descolocado. Ademas d ehaber olvidado que venía a por almuerzo.

Ver como inflaba sus mofletes de modo tan inocente fue demasiado… tentador, pero ese tiempo de andar intimidando gente había pasado, así que simplemente el mayor se recordó que debía ser un poco más amable con un menor, por lo cual espero que se normalizara, pero parecía que lo había cohibido, y que esa no había sido su intención.

Sintió el apretón de mano, un tanto suave, mientras que la suya era más firma, un simple gesto que demostraba que era un individuo con plena confianza en si mismo.

- ¿De que año eres? – pregunto casualmente dirigiéndole una mirada directa, después de todo el chico ya se había sentado en la mesa… y tenía dos opciones o hablarle, o intentar dormir un poco más.