Re: Tu ... Y yo. {Privado}

por **Rossiel Black** Sáb Abr 11, 2009 1:55 am

Aunque guardaba silencio, dejando que de sus labios escurriera aquel liquido carmin, goteando bruscamente hasta impactar contra el suelo, si algo debia reconocerse, es que...ese demonio amaba profundamente a ese humano que ahora le cargaba, estubo segado por tantos años mirandole siempre, desde lejos, pensando que lo que sentia por el se iria cuando buscara el calor en otras pieles...Oh no, que equivocacion la suya, ahora entendia que por mas que se indagara en otros cuerpos ¡¡jámas¡¡...alguien le haria sentirse igual que como lo hacia el.
Aun aferrando sus sus dedos en las espalda de Yullian, levanto un poco el rostro, observando el lugar donde ahora se encontraban...ja¡¡ andaban al interior de aquel jardin, y el que pensaba que le llevaria al centro del internado poniendole en ridiculo, exponiendolo a las fieras que querian deborarlo, matarlo, lacerarlo con afán para tomar un trono falso que no existia.
-...bajame Yullian...- pidio con la voz algo quebrada, su corazon seguia rompiendose a pedazos por tener la incertidumbre de que no sabia que era lo que el sentia, aunque el apelára a que le pertenecia, no, el hecho de saber que algun dia ese hombre se le escurriria de sus manos, alejandose con otro lejos de su alma rota, era lo que mas le plasmaba el alma marcandola de ese sentimiento.
-...las masmorras estan abiertas...yo ordene que asi fuera..- sono aquella voz una vez mas, suave, melancólica y en agonia...esperaba desdichadamente que el otro le bajase.

por **Arthur** Sáb Abr 11, 2009 3:17 am

Agradeció internamente el hecho de que su pequeño demonio hubiese dejado de incrustarse tan rudamente en la piel de su espalda, por que realmente, aquello había estado doliendo. No entendía lo que por la mente de Rossiel pasaba, siquiera estaba seguro de comprender sus propios sentimientos y emociones, sin embargo, entendía que ahora, lo primordial era curar esas sangrantes heridas. Luego tal vez las volvería a abrir, de nuevo, con otros medios.

- ... – El escuchar su voz quebrada le sobrecogió. Años compartiendo la vida junto a él y hasta ése momento jamás hubo escuchado ése timbre en su amado director; Nunca. La escuela había, durante esos años, sucumbido a diferentes catástrofes. Rossiel nunca se derrumbó por más que sucedió y ahora... ¿Lloraba? ¿Él?. No le soltó, pero si tuvo cuidado de que al caminar su cuerpo no se moviera demasiado con tal de no dañarle, pensando que lo que le dolía eran realmente las heridas físicas, olvidándose por completo de aquellas podía albergar su corazón.

Bien. Pues ya tenía destino. Se encaminó lentamente hacía las mazmorras aunque estaba escrito que para ello deberían pasar por el centro. Daba igual. A esas horas los alumnos debían estar cenando por lo que no serían un mayor estorbo. Sostuvo con mayor firmeza las piernas contrarias y con el sigilo propio de un guardián se fue aproximando al centro, teniendo siempre sumo cuidado con aquel que portaba. – Tu... Y yo, tenemos que hablar. -

por **Rossiel Black** Sáb Abr 11, 2009 4:23 am

Su tibia sangre se enfriaba mas y mas a medida que Yullian continuaba caminando hacia las mazmorras. Rossiel se sentia cansado y producto de aquello su mente comenzo a recordar cosas, vagas, borrosas imagines y sonidos que llegaban tan frescas a su mente de un pasado oscuro el cual nadie conocia. Cerro los ojos recargando sus manos en la tela que cubria esa espalda cremosa marfileña, apretando sus manos hasta volverlas en puño sin herir la piel de Yullian.
Su cuerpo se sentia como una pluma, ligero, debil ante esa calides humana. Los recuerdos enturbiarón mas sus sentidos cuando se hicierón mas eminentes, presentes por la fuerza del latir de su corazón...recordo un canto melancólico que una mujer cantaba en el infierno sucumbiendo los sentidos de muchos ante su voz, era hermosa, pero oscura...sus ojos eran de un dorado intenzo que pronto al sentir irá, estos se teñian de un rojo tan profundo como la sangre ¿quien era ella?...simple, era la mujer que le habia maldecido por toda una eternidad, su madre...esa que le creó entre aquellas llamas bociferantes, ardiendo en deseo por una cruel y vil maldad, esa que descolocaria aun mundo completo destruyendolo en mil pedazos con un mero chasquido de sus dedos...esa era la razón de su existencia, mas ella le maldijo cuando se entero de que los planes de Rossiel eran muy diferentes a los que ella tenia. El cantar de esa mujer era maliciosamente embriagador, con solo oirles muchos caian muertos a sus pies...era el infierno ¿no?...en ese lugar ¡¡todo estaba podrido¡¡ pero el soño con algo distinto siempre...en ese mundo nadie creia en nadie, el amor no existia, el calor de seres que te apoyaran ¡¡menos¡¡ solo era soledad y mas soledad...algo que pudre el alma con el pasar del tiempo. Cuando el tuvo un poder divino, propio, desidio que era el tiempo para deshacerse de ella, su madre, sin piedad aquel dia en su madre canto por ultima vez frente a otros demonios...el le quito la vida mirando aquellas orbes rojizas hasta el ultimo aliento que ella dio...la forma en que le quito la vida fue trájica y nunca pudo olvidar ese momento del ya habian pasado décadas.
La canción de aquella mujer inundo su mente llenandolo de mas dolor eh inconcientemente.
-...calla maldita mujer...-susurro, escapando de sus labios al momento de escuchar que Arthur le decia que tenian que hablar...su mente se despejo al escuchar su voz tan masculina, varonil...dejando con gusto a poco...con los ojos entrecerrados se quedo mirando al suelo mientras la marcha de esos pies tan volátiles no se detenian con nada.
-...que es lo que tenemos que hablar? Tu y Yo...- con tono subliminal mientras su rostro se ruborizaba levemente al decir esa frase "Tu y Yo" ¿que queria hablar?...decirle que le odiaba a muerte y que lo unico que queria ver era su destruccion masiva?...no, quizas seria algo peor, algo mas oscuro de lo que no sabria hasta que aquel...dijera todo lo que tenia que decir.

por **Arthur** Sáb Abr 11, 2009 1:52 pm

No comprendía que más allá de su raza existían otras subalternas. ¿Demonios? ¿Vampiros? ¿Ángeles? Todo aquello no eran más que, según creía, eran mitos que en la actualidad habían pasado a ser meros cuentos para niños. Historias para asustar, otras para enderezar espíritus crueles. Pero, fuera cómo fuere, él no creía en esa clase de cuentos. Por lo cual, se le hacía imposible pensar por lo que realmente el cuerpo que estaba cargando había pasado o sufrido. Su vida, una normal y llena de caprichos liderada por el sexo, las drogas y mujeres de buen ver que por un buen fajo de billetes se dejaban hacer cuanto él gustase. Es sensación de poder dominar con el dinero era algo que de bien pequeño fue su mayor precio. Sí. Dinero. Todo era dinero. Ni los demonios, ni aquellos que decían que existían los extraños seres del inframundo podían comprarse a su siempre listo dinero. No era creyente ni de religiones, ni de nada. En su propio mundo lo único que realmente era de valía eran los verdes billetes de cien; Nada más.

Por suerte o desgracia, no pudo ver cómo los níveos pómulos contrarios se adornaban de un pequeño carmín y es que, pese a la extraña circunstancia de haber escuchado cómo el otro mandaba a callar a una mujer que allí no había, prosiguió cargándole cómo si de un niño pequeño se tratase. Dejó que las palabras del director pintasen la casi ya por venir noche, sonriendo intensamente al pensar en su lugar de destino.

Ellos. Los dos. Solos. Sería una utopía difícil de comparar con nada, y lo mejor de todo, era que parecía que Black estaba totalmente dispuesto a colaborar, si más no, no rehuía del abrazo del cual estaba preso. Mientras una mano le mantenía afirmada, la otra vagó por los muslos ajenos, contorneando las formas con sutileza y cuidado. – De todo. – Y dicho aquello se internó en las grandes puertas que daban paso al internado para más tarde, dirigirse a las oscuras escaleras que conducían a su lugar predilecto del centro. Allí tendrían intimidad.

{[ Escena Terminada ]}

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