A threat in the housing - Privado Ciel Phantomhive.

Habian demorado mas de la cuenta caminando por el pueblo y aunque habia apresurado el paso....la lluvia impedia que el trayecto fuera mas rapido...aun asi ya estaban frente a la casa. Estaba algo moribunda, desgreñada...pero seguia siendo la vieja casa de abuelo fallecido, algo que el habia heredado por derecho propio.

Llegando bajo techo, solto la mano del joven mientras se metia las manos en los bolsillos buscandolas, ahi estaban...totalmente empapadas, pero seguian ahi tal como el recordaba. Camino a la puerta abriendola suavemente, giro su rostro al joven haciendole un movimiento de muñeca para que el entrara primero.

-...pasa...ponte comodo...- repuso al instante en que tiraba la mochila sobre un sofa de terciopelo negro, adentrandose en la cocina.

Cuando llegaron a la puerta del domicilio se aseguró de quedar medio escondido tras el cuerpo del anfitrión mientras éste procedía a introducir la plateada llave dentro de la herradura, esta pronto chasqueó indicándoles que podían pasar. Aún estaba a tiempo de escapar, de salir corriendo, de todos modos... ¿Qué hacía allí? ¿Para qué?. Miró de soslayo esa espalda, la perteneciente a Eichiro y el rubor profanó por segunda vez sus mejillas: La razón era simple.
~

Una vez dentro miró con calma la estancia. Era humilde, para nada era cómo lo hubiese imaginado. Una casa antigua cubierta de lo que según creía podía bien tratarse de antiguas reliquias.

Se descalzó antes de entrar y aunque los calcetines seguían estando húmenos, ahora no llenaría de barro el suelo que pisase en su torpe caminar. Goteaba, todo lo que portaba encima estaba totalmente cubierto de agua, por lo que pese a la invitación, no se estiró ni sentó en ningún lugar. Quedó parado y estático a un lado de la puerta por la que había entrado, viendo, siempre de reojo, las acciones de Takashi.

Tiro la mochila aun lado del suelo, mientras calentaba agua para ofrecerle algo de beber, algo que todo alfitrion debia hacer...con dos tazas sobre la mesa, volvio al living en completo silencio, percatandose de que Ciel aun estaba junto a la puerta de pie...su rostro se inclino de medio lado, observandole con detalle, acercandose a el con total tranquilidad.

-...ven sigueme...seguramente deseas darte un baño antes que nada...- espeto con suavidad, indicandole con un sutil gesto de mano a la direccion del baño...camino con naturalidad hasta llegar a este, ahora que estaba aqui, se podia ver una inmenza tina, bella, grande y aun asi antigua como todo lo que ahí habia....un espejo de tamaño gutural acompasaba mas la finesa del cuarto...quedandose estancado a la puerta sin entrar, volvio a mirarle con ternura.
-...entra y relajate...puedes demorarte todo lo que quieras...- señalo con su dedo fuera de la habitacion -...yo estare en el otro baño...asi que cuando termines te estare esperando en el living...ahi tienes todos los implementos necesarios...usalos como mas te plasca...- cerro la puerta con la misma suavidad con la que la habia abierto...perdiendose en el pasillo.

Obedeció nuevamente a las suaves palabras emitidas por el otro. Esas que rompían el silencio que se había creado en la sala. Sus pasos se hicieron más que audibles, pues, tenía la ropa tan mojada que a cualquier gesto, se escuchaba el sonido de las telas en fricción.

Abrió los labios sorprendido cuando vio la inmensidad del baño, todas las formas allí eran hermosas, los decorados excelentes, siempre, claro, con un toque antiguo que rodeaba la casa. – Gracias.- Susurró, viéndose las manos que tenía enlazadas entre si antes de pasar y escuchar cómo la puerta era cerrada tras él. Suspiró. Al menos, estaba seguro. Nada podría pasarle, el otro se encontraba cerca de su persona.

Solo al fin, comenzó por quitarse el abrigo prestado y pese a que estuviera mojado, lo dejó correctamente doblado sobre el lavamanos. La misma suerte tuvo su sotana de monaguillo y toda prenda cuando portaba encima, quedando no mucho después total e íntegramente desnudo, al hacerlo, intentó poner correctamente la temperatura de agua pero los grifos eran demasiado extraños cómo para lograrlo, así que se quedó con un agua algo más fría a la deseada.

Los minutos habian transcurrido con serenidad, se habia dado un baño totalmente a su placer, desacerse de aquellas ropas mojadas, era quitarse un gran peso de encima...agradecia el hecho de vivir solo ya que de vivir con alguien mas, siempre se veria en la obligacion de explicar de sus amistades cuando las trajese a casa...pero este no era el caso. Eichiro vivia solo y se habia acostumbrado a la soledad o al menos se habia acostumbrado a sobre llevar esta, su maldita vida que parecia mas un sacrificio a sus pecados que a una por tratar de mejorar.
No penso mas y salio placidamente del baño, bajando los escalones que daban al primer piso, con una toalla en manos secando el cabello descuidadamente...camino a la cocina y con absoluta tranquilidad, sirvio un te de hierbas, el aroma era exquisto, la casa esa grande, pero aun asi...esta se plasmo de aquella escencia, haciendola mas calida como un "dulce hogar".
Camino por el pasillo una vez mas hasta el living, depositando ambas tazas sobre la mesa e centro, tras sentarse el en uno de los sillones, esperando a que Ciel saliera del todo mas relajado y asi convidarle algo de beber...no...como pudo haber olvidado algo tan importante...recordo que no le habia llebado mudas de ropa para que las reemplasara por las humedas y corriendo por las escaleras de ida y de vuelta, llego hasta la puerta del baño donde el joven se encontraba...golpeo con suavidad.

-...aqui te dejo algunas prendas para que te coloques...mientras se secan las que llevabas puestas...- sin esperar respuesta se puso a andar de nuevo hacia el living, tomando una taza entre sus manos frias...dando un sorbo con sumo cuidado para no quemarse.

La ducha transcurrió apacible. El hecho que un agua considerablemente más calida a la de la calle azotase su cuerpo se le hizo algo realmente apetecible y dichoso allí, bajo el rocío del agua se sentía bien. Su mirada vagó hacia la pared mientras el agua seguía cayéndole por encima del cuerpo. Nadie. No había visto ni escuchado a nadie. ¿Realmente viviría solo? ¿A su edad?. Algo en él se removió. Eichiro era... valiente. Por más que los del clero le hiciesen todo tipo de vejaciones, el miedo a vivir solo era más fuerte que cualquier otra cosa. El suave golpeteo de la puerta tras de si le hizo tensarse, por suerte, el chico no entró. Suspiró y procedió a dar por terminado el baño cerrando lentamente la llave de paso y saliendo torpemente de la tina. Miró las ropas prestadas y no pudo más que sonrojarse. Pero procedió a tomar aire y tras eso, dejó caer la toalla al suelo, dispuesto a vestirse.
~

Salió lentamente del baño y a tientas, encontró el living dónde el otro le esperaba. Las ropas le quedaban algo grandes, sin embargo, eran tan calidas que ya no temblaba siquiera. El parche sin duda, aunque aun húmedo si se lo colocó, ocultando así su ojo maldito. Le sonrió a modo de disculpa por la espera y tras mirarse un par de segundos el lado libre de su sofá, se aposentó suavemente sobre este. No sabía que decir. La lluvia, furiosa, seguía golpeando los cristales de la casa, sin embargo, ya no mojaba.

- Vives... Tu… - Intentó comenzar una conversación, aunque las palabras se le atoraron, sintiéndose demasiado avergonzado. - ... Solo? – Miró la humeante taza que tenía delante, sonrojado

Habia sentido los alejados pasos sobre la madera que crujia cada vez que el joven se acercaba a el, mas pretendio no darse cuenta, le miro con la misma dulcura de siempre en absoluto silencio, mirando como este llegaba con las prendas algo grandes en su cuerpo, aun asi, se veia de lo mas dulce "tan tierno" que no pudo evitar sonreir inaudiblemente. Cuando el joven se sento a su lado, tomo la taza sobrante en su mano libre, extendiendola a Ciel para que comenzara a beber algo calido para su cuerpo y lograra entrar en calor....escucho aquella pregunta y su semblante fue reemplazado por uno serio volviendo a tomar unos cuantos sorbos de te, mirando a la pared como si estuviera perdido en su planeta, escuchando cada azote que la lluvia hacia sobre los cristales que les cobijaban.

-...si vivo solo...- bajo la taza depositandola entre ambas manos y sobre sus piernas -...todos han muerto....- suspiro pero no era momento para hacerle sentir mal al otro joven, por lo que forzo su rostro a que encasillara uno mas feliz -...y tu?....donde vives Ciel?...- se movio un tercio mirandole curioso.

Ése cambio radical en su mirada le hizo sobrecogerse. No por temor o algo similar, si no por el hecho de sentir de que talvez estaba adentrándose en terrenos no muy agradables para el anfitrión. Tomó la taza ofrecida y el calorcito de esta le hizo mover los dedos con suavidad sobre la misma, fingió tener interés en la taza cuando poco a poco la alzó en su dirección mientras le escuchaba. Sí. Cómo sospechaba, ése chico vivía totalmente solo. Gimió débilmente cuando escuchó lo siguiente; Muertos. Cómo sus padres. Cómo su pasado, su presente y...

Sus pequeñas manos semi ocultas tras la ropa que le quedaba grande temblaron bruscamente cuando escuchó la pregunta dirigida hacia él. No le dolía nada, tampoco tenía miedo ahora, sin embargo, sus claras pupilas se humedecieron levemente y por ello intentó no mirar en dirección al mayor. No pudo detener sus temblores pero aun y así, dio un sorbo a su bebida con aparente calma. Se aclaró la garganta después, pues temía a escucharse quebradizo. – Vivo en la iglesia... -

Aun bebiendo un sorbo de te, escucho aquella respuesta de Ciel, bajo la taza enseguida dejandola entre sus piernas apoyada, mirandole de reojo.

-...ya veo...pero no debes sentirte mas solo....yo estare para apoyarte cada vez que lo necesites...yo...yo estare ahi, para ti...- extendio su brazo posando su mano en los cabellos del joven, acariciandole suavemente, con una sonrisa en los labios tratando de darle todo su apoyo espiritual.

El conocia tan bien la soledad, que podia entender lo que tal vez ese chico sentia, no le dejaria pasar por esto solo, el no queria que otros sufrieran de igual forma que el, el queria cambiar el destino que nunca nadie pudo cambiar el suyo...debia darle esas fuerzas que Ciel tanto necesitaba.

La mano posarse sobre sus cabellos le recordó vagamente al modo en el que su padre solía hacérselo. Sí. Ése chico no parecía realmente querer dañarle o convencerle de nada. Estaría junto a él, podría tener un lugar de refugio cuando volviesen a atentar contra él. Estaría a salvo. Estaría...

¿Y él? ¿Eichiro?. Se le quedó mirando a los ojos con la clara duda grabada en el rostro. Él se sentía igual, seguro. Quizás incluso peor... Se enderezó sobre el asiento y su mano dio con los cabellos ajenos y repitió las caricias que el anfitrión de la casa había hecho con él.

- Y yo para ti. – Extraño era, sin duda. ¿Qué podría darle un niño cómo él? Siquiera tenía un lugar dónde invitarle a pasar la noche. No sería bien recibido en su hogar y jamás coincidirían en ninguna clase, sin embargo... – Siempre. – Susurró, no muy convencido. No por las palabras, si no por el hecho de seguir entero cuando los del convento se interesasen que había pasado la noche junto a un estudiante.

Cerro sus ojos ante la caricia, era suave, tentador, sintiendo como un leve temblor corria por su piel, erizandola, atrayendola mas a la ajena...tantos años sin una caricia, si, habian sido muchos años, aun cuando sus padres vivian, el jamas recivio una caricia de ellos y tampoco una de su abuelo quien habia fallecido hace tres años ya...aquella calides de la mano contraria le hizo olvidar muchas cosas dolorosas, aunque fueran momentaneas porque cuando el ya no estuviera...aquel dolor volveria, mas ignoro ese punto tan putrido y con dulcura suvio su mano hasta sus cabellos tomando la mano de Ciel, bajandola para que acariciara su rostro, siempre el indicandole el camino....tras sentir su calides, entreabrio los ojos mirandole fijamente....impulsado por su mano, la del joven fue a dar a los labios de Eichiro donde este...la beso, tras levantar un tercio para seguir perdiendose en sus pupilas.

-...si me acaricias de esta forma...- cerro los ojos sintiendo la tersura de la mano ajena...abriendolos a medias una vez mas -...me haras daño mas tarde cuando te vayas...- tomo del dedo indice de Ciel llevandolo a sus labios, donde se lo echo a la boca con lascividad, sacandolo al unisono.

-...hace tantos años que no recivo una caricia...que el que lo hagas ahora...me hace sentir extrañamente bien...- se acerco mas al rostro del joven, sintiendo su respiracion mientras apoyaba la cabeza en el respaldo del sillon con aun mucha cercania mirandole con el rostro de medio lado.

Sus ojos se abrieron sorprendidos cuando notó cómo ése chico tomaba su mano para guiarla a placer hacía su rostro. No hizo ademán de negarse a ello y pronto sus dedos trazaron un suave y perfilado sendero por entre esa zona. Era suave, increíblemente suave. Tanto le gustó aquello que no se molestó cuando el otro beso su dígito, para nada, pero si frunció los labios al perder el contacto con la suavidad de éste. De todos modos, sucumbió a sus deseos y por ello sus dedos, con extremo cuidado, bordearon ahora su fina comisura, viéndola cómo si jamás hubiera visto otros labios.

- Pero... – No, no supo responder. No era bueno con la palabra y su mente no podía responder a esa complejidad, sin embargo, todo quedó aturdido ante el gesto de Takashi. El hecho de que su dedo se hundiera en la humedad contraria le hizo soltar un gemido apenas perceptible, algo que después le hizo horrorizarse. ¿Qué había sido ése sonido...?

Miró asustado hacía el mayor, ése que jamás había recibido una caricia, quién se mostraba tan tierno con él. Sonrió a duras penas, producto de su propio nerviosismo, pero su aliento ya estaba mezclándose con el del mayor ante la clara proximidad entre ambos rostros. Su mano, aún alzada, volvió a rozarle la boca, ésta vez, el índice hizo una ligera y suave presión sobre el labio inferior, viéndo, medio sonrojado, el movimiento que aquello atenía.

- Yo no me quiero ir....- Susurró. Algo que fue irrumpido por un estruendo de fuera. La lluvia seguía impactando con fuerza.

El estruendo hizo acto de presencia, increible, el cielo tambien queria ser testigo de lo que pasaba adentro de aquella casa, nunca le habian asustado las tormentas, es mas, las adoraba...tenia un cierto placer con ella cuando caian con tanta brutalidad sobre las cuidades, sucumbiendo a todo ser que se encontrase bajo el crudo cielo, ahora, tormentoso.

Queria oirle de nuevo, escuchar su voz tan dulce, encantador a sus sentidos que empesaban a enloqueser con el joven, lentamente, su corazon emitia un palpitar mas ritmico, tan acelerado a su parecer, pero todo era culpa de ese chico, el solo era uno mas del publico que tenia la oportunidad de ser parte de la escena. El clima no cesaba y los estruendos eran mas fuertes cada vez que los minutos pasaban...cosa graciosa, a el no le importaba nada mas de lo que pasara fuera de su lecho, aquellas caricias le habian nublado la razon...sediento de mas, llevo su mano a los labios de Ciel, ahora era él, el que trazaba sus labios, suaves, tan libidinosos...el tiempo se congelo por unos instantes para Eichiro, retirando con sutileza su mano que yacia en sus labios, ahora, recorrian su piel tomando su mejilla firmente y suave a la vez, acercandolo mas a sus labios hasta el punto de rozarlos, acompasando su respiración agitada a la ajena.

-...perdoname...- susurro entre labios, sintiendo la calidez de estos...no pudo aguantar mas, entre abrio sus labios, rompio el poco espacio que quedaba entre ambos...uniendo los suyos con los contrarios, calidos, tan seductores...siendo parte de un cuerpo de niño,que aun asi, entendia lo que pasaba...la humedad de sus labios se hizo una mientras profundizaba el beso, pero su alma le mandaba una vaga señal de que quizas estaba haciendo mal...al indagar en bocas ajenas que lo mas probable es que ni siquiera lo disfrustara. Aunque sabia bien que el gusto de aquello no podia ser mutuo, no se detuvo...mas el maldito oxigeno hizo que se separa un poco, su corazon seguia latiendo a mil por hora.

¿que tenia ese niño que le atraia de esa manera?...no habia respuesta para aquello y con los ojos a medio cerrar continuo observandole en absoluto silencio, claramente podia distinguir su rostro, la cortinas estaban abiertas de par a par, mostrando al monstruoso torrente que afuera habia, pero nada, absolutamente nada, le hizo distraerse de ese momento tan especial.

Cuando los dedos del anfitrión de la casa se postularon sobre sus labios se los relamió inocentemente, intentando así que el sendero de las caricias fuese aún más suave, haciéndoselo sencillo a esos dígitos que rozaban su comisura. El repentino cambio de la trayectoria de sus caricias le hizo temblar ligeramente. Mayor fue la satisfacción de sentir los dedos contrarios pasearse sobre su desnuda piel; Los monjes no hacían esas cosas. Y las caricias que recordaba de ese tipo eran dadas por sus padres, los que ahora estaban en un lugar de descanso del cual no se regresa.

No entendió su disculpa, ni la razón por la que ahora estaban ambos tan cerca. Únicamente notó cómo la tersura de esos labios que antes había acariciado se postraban sobre los propios, obligando a que su propia mano cambiase la posición y su palma se apegase con dulzura al pómulo correspondiente del rostro del mayor. Notó una extraña sensación nacer en el vientre, producto del nerviosismo, de la inexperiencia. Nunca besó a nadie, jamás. Los que acudían a él eran viejos con ansiedad de deseo, no de besos, por ello, el hecho de que ése estuviese robándole uno era... Extraño. Cundo notó su humedad y esa lengua romper su barrera su cuerpo entero tembló.

Todo terminó y por primera vez, notó que realmente necesitaba el aire, pues, durante el contacto con los otros labios ni cuenta se dio de ése detalle. Pereció con los párpados bajados, repentinamente se sentía avergonzado. Aquello había sido por demás, algo íntimo, muy íntimo.. Paladeó la saliva en su interior, tenía su sabor, su esencia. Una parte de Eichiro estaba ahora en su interior y eso era algo que le reconfortaba y llenaba de fuerza. Ahora , quizá, podría ver el futuro de un modo más apropiado.

Pronto en la sala solo se distinguió el sonido de su propia búsqueda de aire en jadeos controlados y aquella intensa lluvia caer tras el ventanal. Detestaba las tormentas, pero... Estando cerca del cuerpo que le daba calor, intuía que llegaría a soportarlas. Poco a poco, abrió el único ojo por el cual tenía visión, seguía con la vergüenza clavada en las fracciones, pero necesitaba verle.

Sus dedos tocaron con sutileza el lugar dónde seguían postrados y repasaron la forma de esa mejilla hasta que llegó al mentón del mayor, lugar dónde detuvo el descenso.

- Eichiro... - Susurró, no muy seguro de cómo proceder en una situación así. Nunca había intercambiado más de dos palabras con alguien jóven... Por lo que el beso le dejó desbancado de toda posibilidad de conexión. Se sentía realmente perdido.

-...lo..siento no queria obligarte...pero...- dijo con un tono grave tratando de no volver a poseer los labios del otro -...no pude contenerme...- susurrando a medida que se volvia a acercar, acariciando con la palma de su mano por la mejilla, tocando ese piel tan joven que quizas, aun no conocia lo que era el verdadero amor.

-...con solo verte...siento que mi ser te desea inmenzamente...- bajo su rostro aun sujetando de su mejilla...no sabia como expresar lo que sentia, si bien, el nunca habia besado a nadie, todo lo que el habia hecho ahora, era parte de su naturaleza, tal vez "impura"...no habia respuesta para ello.

Sus labios cortaron la distancia una vez mas, pero ahora besaba el rostro del joven sin volver a tomar sus labios, no lo haria, no si Ciel no le decia algo que le llebara a ello de nuevo.

Era embriagador. Sus gestos, su mirada, su manera de comportarse. Le mareaba la dulzura con la que le trataba, sin embargo, deseaba más de la misma. ¿Qué? ¿Qué deseaba?. Su único lucero miró con duda a quién ahora estaba robándole pequeños besos por todo el rostro. No estaba seguro de lo que él otro pretendía decirle, sin embargo, una parte de su subconsciente deseó mismamente que no se tratase simplemente de los deseos carnales de los monjes. Quería que fuera...

- Amor... – Susurró, por lo bajo, alterado, con la voz partida. ¿Era eso? ¿La sensación de vertigo con solo sentir su aliento? ¿La necesidad de abrazarse a ése cuerpo?. No, no podía ser... Oh quizás si. Su mano despertó del estado de letargo y bordeó el rostro de su compañero hasta que sus dedos dieron con el cabello del mismo, lugar dónde enredó con ternura los dígitos y estos, pronto, se perdieron de vista para cualquiera. De manera disimulada, fue empujando la cabeza de Eichiro en dirección a sus labios, aunque ciertamente, estaba poco seguro de que entendiese esas señales.

Lo quería, lo quería allí, sentirse nuevamente invadido y despojado de la razón, quería sumirse en su comisura y sentirse envuelto por la saliva. Cerró lentamente el ojo y volvió a susurrar una inentendible palabra que no llegó a oídos del otro. Enamorarse, según tenía entendido, estaba prohibido. Sólo podía amar a Dios... ¿Era entonces Eichiro su dios?

Lo fuera o no, había caído dentro de las redes invisibles de sus brazos.

El acercamiento leve que sintio del chico, sus dedos presionarle con sutileza, eso fue, capto el mensaje tan rapido, audaz ante aquel deseo que le seguia corroyendo el alma, no pudo volver a controlarse y con los labios entreabiertos volvio a adentrase en la boca ajena, humedeciendola con la suya, compartiendo su lascvidad con aquel joven que le traia loco.

Sintio como su cuerpo se quemaba poco a poco, claro, no era para menos...estaba exitado y como no, si era un simple humano, algo que era innevitable de controlar, su razonamiento se perdia rapidamente, soltando un gemido ronco entre besos y mas besos, colando su lengua, buscando respuesta de Ciel para que siguiera con todo esto que el mismo le habia causado.

"Eichiro...- sonrie de medio lado -...que le esta pasando a tu cuerpo?...no me digas que estas exitado?...- solto una risa mas sonora -...eso lo comprendo...pero lo que no acepto es que tu maldito corazon este latiendo asi por ese crío...no puedes enamorarte de el ¡¡me escuchaste!! ¡¡no puedes!!...- su rostro cambio a uno mas agresivo, enloquesido, incontrolable - ¡¡sueltalo ahora mismo!!" - aquella maldita voz de su "yo" interno resono en su mente, pero tristemente para el. Eichiro aunque le habia oido claramente, no se detuvo, Ciel habia despertado tantas cosas que penso que nunca las sentiria alguien como el...no iba a detenerse por un simple maniaco como el ¡¡no!!

Sus manos bajaron lentamente hasta su cintura, tomandolo con fuerza, arrastrando su cuerpo a el...y con suavidad su mano derecha se poso en su espalda recostandolo en el sillon mientras el se pocisionaba sobre el con mucho cuidado de no aplastarla con su peso...su entre pierna ya estaba comenzando a erectarse, abrio un poco mas sus labios al separarlos con mucha lujuria, mirandole.

-...prometeme que no te iras...prometelo...- suplico internandose una vez mas en aquellos labios.

El beso se estaba volviendo algo de lo cual él mismo podía responder, quizás fuera la ansiedad lo que estaba enseñándole como corresponder, pero lo cierto era que la humedad comenzó a congregarse en su interior y no tenía reparo alguno en abrir los labios de par en par para dar acceso a aquella que se movía con suavidad en la cara interna de sus labios. Intentó no separarse en ningún momento pese a que el aire escaseaba. Obviamente, lo mentado en la mente de Eichiro fue algo que no llegó a escuchar... De todos modos, poco más sentía que esa lengua moviéndose en él.

Cuando su cuerpo fue recostado con sutileza, sus brazos asiaron el cuello del mayor y se aseguró así de tenerle cerca. De espaldas, no quería estar de espaldas. No quería que esa boca rompiese el contacto... No quería sentir las nauseas de cuando algún sacerdote le poseía.

No notó la erección del otro dado la posición y lo cierto era que su cuerpo aduras penas había reaccionado. Estaba, más que excitándose, experimentando. Su lengua era tibia y suave, mientras que el interior de su boca era por demás calido, algo que hacía sentir cada vez más deseo de recorrer la misma.

Sus palabras le tomaron desprevenido, pero no atinó a abrir los ojos; No podía. Se sentía demasiado excitado. – N-no me... – Pasó saliva y tomó aire, demasiado entrecortado aún. – Iré... Te lo prometo... – Sus pequeñas manos vagaron por la espalda contraria, en un principio con temor, pero no tardó en hacerse cada vez más experto.

¿Era malo entregarse tan pronto? ¿Y si luego realmente no volvía a verle?. No, no podría vivir con la angustia de aquello. Por eso, quizás, por ése pensamiento, dejó las caricias para abrazarse al cuello de quién tenía encima en lo que fue un abrazo realmente necesitado, tan necesitado cómo suave.

La intensidad de sus labios no cesaba, consumiendo cada escencia que pudiera tomar del joven, su cuerpo, grabar su piel muy bien en su cabeza, tenerle cerca era un simple deseo, mas aunque fuera solo su deseo no podria hacer mucho si el otro joven no lo deseaba en verdad, pero....le escucho decir aquello y su corazon se desboco palpitando a mil por hora, se habia echo en tan poco tiempo ya adictivo a ese calor, el cual no cualquier ser humano le podia brindar, si no él, era el unico que habia cautvado su corazon a tal punto.

Sus manos rozaban por sobre las ropas con lascividad, de a poco, levantando con la yema de sus dedos trozos de prenda superior, colandolos por su pecho donde siguio con el tacto...suviendole suavemente la polera ancha hasta la altura de sus pezones, sin esperar desabotono acelerado, necesitado... su camisa, abriendola de par a par sin quitarsela por completo mas ahora uniendo su piel a la de Ciel, piel con piel, si eso era lo que deseaba, exquisito...algo que le deleitaba a cada minuto mas...recorriendo su espalda con sus grandes manos, haciendo el abrazo mas apretado como si deseara fusionarse con el contrario.

No comentó nada al respecto cando sintió como esas manos se hacían con su ropa. Era por demás excitante sentir el modo rudimentario con el que intentaba hacerse espacio. La camisa que portaba le quedaba grande mirase por dónde se mirase, por lo que subírsela era sencillo, la prenda colgaba por su delgado cuerpo, el mismo que ahora se mostraba al que tenía encima. Su blanca piel llena de marcas y pequeños morados se dejó descubrir de manera totalmente dócil.

- Ah... – Alzó a duras penas la espalda, lo suficiente y necesario para sentir cómo esas grandes manos se postraban en su espalda y le recorrían la piel por debajo de esa camisa que aún tenía a medio colocar. Tembloroso, pero, se sujetó con mayor afán al cuello de quién creía, era su Dios, y despacio, detuvo los besos ara únicamente repartir inocentes caricias labiales con el mayor.

Una de sus manos acarició la nuca del mayor, recorriéndole la misma y escondiendo los nudillos dentro de su cabellera, palpando con suavidad aquella piel que seguramente, pronto comenzaría a descubrir. – D-despacio... – Cerró por breve su único ojo, emitiendo un tenue sonido doloroso. La espalda era dónde más heridas tenía forjadas y aunque sus caricias eran gentiles, le dolían.

Cuando sus manos bailaban por su espalda, pudo sentir ragaduras, heridas en su piel con solo el roce era algo "tangible" claro y como no, si ya tenia rato acariciandole, penso que esas "heridas" eran parte del dolor que le habian echo tener la necesidad de morir cuando le vio por primera vez, cuantas veces tal vez habia ya intentado quitarse la vida si que el estuviera presente para cuidarle, para darle mimos, palabras de aliento a seguir viviendo con mas fuerza, claro, el no estuvo ahí, no pudo poner su lomo cuando quien sabe quién, le habia "golpeado" de esa forma, era demaciado, esas marcas, podia sentir el dolor ajeno de alguna manera....no queria que mientras el viviera, aquello sucediera de nuevo ¡¡no mas!! no lo permitiria.

-...no dejare que nadie te vuelva a lastimar...- sentencio con tono seguro en su voz, cuando el decia algo asi, siempre lo cumplia, mas cuando Ciel lo mas probable es que no quisiera estar en esa pútrida iglesia ¿no?.

Se levanto, quedando sentado sobre el pequeño y delicado cuerpo de Ciel, mirandole en todo momento sin perderse nada de el...sus manos terminaron de arrebatar su camisa...tirandola al suelo, tomo de la cintura del joven tras levantarlo un poc, retirandole la polera suavemente...no era dificil quitar un trozo de tela mas cuando esta estaba tan libre del piel del ajeno...aun sentado sobre las caderas su mano se poso en su cuello trazando su propio pecho hasta llegar a su pantalon, desabotonandolo y bajando el cierre con la lujuria estampada en sus ojos -...eres mio y de nadie mas...- espeto pocesivamente terminando de bajar el cierre, asiendo un pequeño sonido.

Su único ojo se abrió sorprendido cuando quién se encontraba sobre su cuerpo le aseguró con ése tono tan tajante que nadie le dañaría. No. Era él quién debía proteger del clero a Eichiro, los conocía, podría hacer que a quién se encontraba sobre su cuerpo no le pasara nada. Era extraño sentir aquello, la necesidad de cuidar a otro, las ganas de desear que siempre estuviese a salvo. No quería regresar, cierto. Pero sabía que de no hacerlo le atacarían a él, a su protector.

Sonrió de manera más que tierna, pero con un rastro realmente triste y esa mano que deambuló anteriormente por su nuca se postró en su mejilla, dándole a entender que poco podría hacer por él. Aún y así detuvo el gesto para observar el torso desnudo de su compañero tras sentir cómo le quitaba a él mismo la camisa.

Era curioso ver cómo se rozaba la piel hasta llegar al borde del pantalón. Todo lo observó con impaciencia por ver el siguiente paso. Lujuria, podía leerla, sin embargo, sus palabras le sonaron las más bonitas jamás dichas.

- ¿T-tuyo...? – El sonido del cierre ceder al tirón le entrecortó la respiración. Sabía lo que no tardaría en venir, más, seguía intentando aferrarse a las caricias otorgadas por el mayor.

Pero si la curiosidad mata a gatos, también a niños. Lentamente, dirigió una mano hacía el torso que tenía delante y delineó con cuidado esas frondosas marcas que se notaban sobre aquella fina piel. Sólo utilizó la yema de los dedos, pero fue más que suficiente para sentir todo cuanto debía. Su mano bajó hasta el punto dónde se encontraba la otra mano y le acarició los nudillos, pidiéndole permiso para avanzar hacía dónde se encontraba lo "prohibido".

Sus ojos brillaban con intensidad ante la sensacion de sentir la tibia mano de Ciel, sobre sus nudillos...era exitante, eso le hacia vibrar mas con cada roce que tenia con la piel de ese joven.

-..te gusta la música Ciel?...- espeto agitado entre su respiración que subia de tono cada vez que le miraba, esta vez no espero respuesta, levantandose del sillón con el pantalon desabotonado, Si, parecia un modelo de aquellos que salen solo en las portadas asi tan sexy, caminando lentamente hasta la equipo de sonido, prendiendolo a un sonido mas alto....giro de medio lado mirandole desde ese lugar de la habitación, poniendo un rostro mas seductor debido a la exitacion que le causaba Ciel...el tono de la melodia era enloquesedor, era tan ajustada al momento que eso le daba mas valor a un cobarde Eichiro que muchos pensaban que no era capaz de hacer nada bueno en la vida. Girando su cuerpo completamente, ahora regreso a los aposentos donde le esperaban ¿tal vez?...con un caminar felino.

-...si eres mio de ahora en adelante...- musito mas calmo, aunque sus deseos no minimizaban, levanto una pierna pasandola por sobre Ciel quedando de nuevo sobre el como antes. Miro el pantalñon del chico, notando que este aun seguia ahí, no eso no podia estar pasandole, eso le seria una molestia, lllevo sus dedos a la garganta, comenzando a trazar un exquisito camino con la yema de sus dedos hasta llegar a su objetivo "el pantalon"...desabotonandolo de la misma manera en que lo habia echo con el suyo.

-...te deseo...- susurro luego de haberse deshecho de la prenda, llevo una mano a sus cabellos humedecidos y con ambas manos los echo hacia atras....meneando sus caderas al ritmo lento y exitante de musica, magestuoso, algo parecia que andaba mal....Eichiro no era asi, claro, siempre habia sido sensual, pero jamás tan provocador.

Se inclino hacia adelante al mismo ritmo que llevaba acompasado de la música, llegando a la altura de los labios de Ciel, entreabrio los suyos y comenzo a besarle de una forma malditamente deleitante, colando su lengua volviendola a sacar de aquella boca humeda...arás de morder el labio inferior, queria traspasarle cada una de las sensaciones que el sentia...debia hacerlo y lo haría.
Su mano bajo lentamente por el pecho del niño hasta la entre pierna, ahora, desnuda....solo para el y nadie mas, rozandola con la yemas de sus dedos....su rostro se colo en el cuello hasta lograr morderle el lóbulo del oreja.

-...Ciel...- su respiración se agitó -...quiero hacerte el amor...- su voz fue mas lividinosa, trantando de que no escapa un gemido de sus labios que tenian tantas ganas de hacerlo...pero se entretuvo en su cuello, besandole, dejando marcas de que el era su dueño, trazando hasta la garganta con sus labios....mientras seguia tocando el miembro lentamente, torturante, experto en ello...aun que jámas hizo esto con nadie.

Entreabrió los ojos cuando escuchó lo referente a la música. Música... ¿Le gustaba?. Hasta ahora, nadie jamás se había preocupado de saber sus gustos por eso ni él mismo los conocía. Pero se limitó a asentir, viendo ruborizado cómo el cuerpo de Eichiro caminaba con dejes sensuales. Eso sólo aumentó los nervios y por extraño que pareciese, cuando el sonido de la música se hizo en el cuarto su corazón comenzó a latir desbocado. ¿Era eso lo que quería decir la pasión?

Suyo. Deseaba serlo. Quería serlo. Arqueó su delgado cuerpo bajo la figura del mayor cuando ése dedo, travieso, le acarició el torso hasta llegar a su pantalón, arrancándole un pequeño suspiro del todo embriagador. Pero prontamente se vio ahogado por los tersos labios de su ahora casi amante. Jamás había besado así. Era delicioso... Y necesitaba más. Cuando el mayor se alejaba, intentaba atraparlo, abriendo sus labios para permitir que es legua volviese a tomar las riendas del beso. Entretenido estaba en aquello cuando sintió los dedos del otro sujetarle la entrepierna. Cerró con fuerza los ojos y esta vez si libró un gemido.

Cuando pronunciaba su nombre miles de sensaciones recorrian sin piedad su cuerpo entero. No pudo abrir los ojos, las atenciones de la boca del mayor sobre su oído estaban haciéndo que su erección comenzase a erguirse con mayor poder. Su tamaño era mediano, pues, todo su cuerpo era menudo, sin embargo, la calidez de sentirse entre los dedos y forma de la palma ajena le hizo sentir el deseo de derramarse ya entre esos dedos. Apretó con fuerza los parpados y liberó gemidos, siendo poco consciente de que quién tenía encima nunca se había comportado tan sensual con nadie. De hecho, ni él mismo jamás se había dejado tocar por otros que no fueran los del clero, y si esos lo hacían, era por que le sometían, no por gusto.

Gimió con mayor libertad al notar la lengua del otro pasarse por su cuello, tentándole a seguir profanado grititos de placer. Por suerte y gracias a la música, nadie lograría escuchar lo que en esa habitación se caldeaba. – Ah... ¡Ah..! – Sus pequeñas manos, en busca de algo en lo que poder considerar apoyo se enredaron con fuerza entorno al cuerpo contrario y acto seguido empujó las caderas hacía ésa mano que tan bien estaba atendiéndole. Su líquido pre-seminal estaba ya mojando los dedos de su salvador, haciéndole mucho más sensible al roce.

- P-por favor... – Tomó aire, empujándose a duras penas contra el cuerpo sensual de ése que juraba querer aun y con unas simples horas como conocidos. – H-hazlo... – Nunca, jamás, habían mentado el follar cómo sinónimo de hacer el amor. Sí... Su cuerpo estaba destinado a parar en esos brazos. Ahora estaba seguro; El destino le unía a él. – Ei-...chiro... -

(la cancion que estaba esuchando xD)--->What Goes Around

Las caricias seguian siendo mas profundas a medida en que sentia su mano humedecida por la escencia se Ciel, eso provocaba que su miembro semi despierto, ahora, se encendiera...mas no se notaba por los juegos que llevaba. Aun besando su cuello, comenzo a bajar lentamente con sus labios...tapizando la piel de marcas y dejando una camino salibal, deteniendose un instante en un de sus pezones donde lo succiono tras jugar con su lengua...rodeando aquella superficie, pasandola por la punta de aquel boton color rosa.

Las palabras eran inutíles en ese momento, cualquier cosa que saliera de la boca de Eichiro seria inutil en un momento asi, sin mas espera siguio bajando por esa piel que le acrecentaba el deleite, besando, plasmando sus labios en aquella piel...hasta llegar a su hombligo donde se detuvo una vez mas jugando...su cuerpo ardia y a la misma vez hacia que su cuerpo se perlara por el sudor.
Unos gemidos casi inaudibles, salian sutiles, graves por los labios de Eichiro...su respiracion se agitaba cada vez mas golpeando sobre la piel de Ciel.
Continuo bajando, provando cada tramo con su lengua, sus labios perfectamente besadores hasta llegar a la entre pierna...donde detuvo todo movimiento, su collar rozaba la piel del ajeno natural, frio metal que roza lo que su amo toca, su menor amigo y sabedor de todos sus secretos.
Mira a Ciel con lujuria tratando de buscar que aquellas orbes azulinas se pendieran solo a su cuerpo, a sus movimientos...que sintiera cada cosa que el queria hacer con el "amor" una profundo termino, una definicion de caracter fuerte pero que muchos hombres en este mundo no son sabedores de aquello, no para Eichiro...el era sincero.